En las noticias de esta semana aparecían los preparativos previos al fastuoso Carnaval de Río de Janeiro.
Este evento es un gran aliciente para la ciudad tanto por motivos lúdicos y festivos como por la inyección económica que representa para el país (aproximadamente 9 millones de dólares al año) y la publicidad a nivel mundial que genera.
En la noticia se veía una escuela de samba ensayando en el sambódromo y se explicaba que era un trabajo de meses de preparación, ensayos, prácticas para que el espectáculo final fuera excelente con un grupo de gente bailando de manera compaginada con infinidad de detalles, vestuario, carrozas, etc. funcionando a la perfección.
Igual podríamos hablar de los carnavales de Cádiz o Tenerife o la ejecución de cualquier espectáculo. Se trata de actividades que para conseguir un resultado final requieren de una definición del proceso que llevará a ese resultado, una planificación de lo necesario y las actividades de “entrenamiento”, ejecución de lo definido, corrección de errores y puesta en práctica.
Planificación empresarial
En nuestras empresas encontramos con necesidades similares cuando se plantea un producto, actividad o proceso nuevo o la modificación/mejora de uno existente. Teóricamente deberíamos ser capaz de seguir una serie de pasos (un proceso) hasta obtener el resultado buscado con las condiciones (calidad, costes, productividad, servicio,…) deseadas.
En algunos casos nos encontramos con que la empresa espera que el cambio suceda por generación espontánea, como mucho se plantea qué es lo que se busca pero ni se ponen los medios (económicas o horas de persona) para conseguirlo ni se tiene la paciencia de poder trabajarlo lo suficiente para que se estabilice lo suficiente. Y lo peor es que luego aparece la frustración cuando no se obtienen los resultados previstos en el tiempo deseado.
¿Hemos definido los elementos necesarios (equipos, herramientas, instrucciones, materiales auxiliares), las capacidades, los recursos humanos, los objetivos a conseguir (productividad, etc.)?
Después de validar el proceso, ¿hemos estandarizado la manera de trabajar, las diferentes combinaciones de trabajo, la ubicación de los diferentes elementos, los flujos de reposición de materiales, los indicadores del proceso, la información clave para la gestión del mismo,…?
Es importante que en la definición de nuestros nuevos procesos seamos capaces de seguir una serie de pasos lógicos que ayuden a que sean resistentes y robustos y que tengamos la seguridad de que el resultado final sea el deseado.