¿Por qué necesitamos intensidad?

Intensidad en la empresa
Los lunes suelo leer las noticias «futboleras» del fin de semana, cuando la disponibilidad de tiempo me lo permite. Hace un par de semanas leí una de ellas en la que se hablaba del Atlético de Madrid y de sus dos últimos entrenadores: el actual, el Cholo Simeone, y su predecesor, Gregorio Manzano.

El periodista se preguntaba qué había cambiado en las últimas semanas, para pasar de un equipo a la deriva a otro que estaba cosechando resultados muy buenos. Tras las disquisiciones correspondientes, concluía que todo ello venía motivado por el concepto de intensidad aplicada por el actual preparador, que era el factor diferencial, y que había conseguido un conjunto tremendamente sólido. Entre los comentarios que ilustraban el artículo cabe destacar uno, según el cual uno de los jugadores no creía que ahora corrieran más, «porque a veces corres mucho pero corres mal«.

La evidencia es que la intensidad aportada por el nuevo preparador, tanto en los partidos como en los entrenamientos, ha llevado a esta sucesión de buenas vibraciones que le han hecho escalar posiciones en la tabla clasificatoria.

Intensidad en la mejora continua

Hablemos de ello en el entorno empresarial. Concretamente de dos conceptos a trabajar en la empresa: el de la intensidad y el de la «intensividad» (permítaseme esta inexistente expresión en el Diccionario de la RAE).

En cualquier proceso de mejora continua, jalonado de actividades y micro-proyectos, necesitamos trabajar intensamente, sin cesar, para conseguir los resultados que buscamos. Trabajar sin la actitud que da el hacerlo con intensidad, viene a significar que no creemos en lo que hacemos, por lo que no hay mejora continua. Y si la hubiera, se diluye. Y la citada intensidad no quiere decir «correr hacia ningún lado, sin cabeza», sino que requiere que haya un proceso bien definido, un sistema marco para actuar, y una disciplina sobre lo que hay que hacer y cumplir. Cuando nos «metemos» en un proceso de mejora continua, la «lucha» debe ser sin cuartel, debemos ir a por todas, con la máxima energía.

En cuanto al segundo concepto, el de la «intensividad», a pesar de poder parecer semejante al anterior, con el mismo queremos transmitir otra variante de la intensidad. Supongamos que tenemos muy claro qué hacer y que estamos absolutamente determinados en llevarlo a término. Si el trabajo a realizar lo realizamos de manera fragmentada y aislada en el tiempo, es decir sin la suficiente «intensividad», no avanzaremos hacia el triunfo. Hemos de trabajar intensamente y en períodos intensivos de tiempo que siempre deben estar más próximos a la magnitud de tiempo de actividad, medida en «días completos». Una organización que dedica pocas horas y desperdigadas en el tiempo, no llegará muy lejos.

Seamos intensos e intensivos en el proceso de la mejora continua y los resultados llegarán. Sin duda!

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