La inspiración del blog a veces viene de algo que ves, vives o sientes en tu vida personal que hace que lo conectes con algún aspecto de tu vida profesional, asociado al Lean Management o a la gestión de la empresa.
Otras veces, a la inversa, la aplicación del Lean en diferentes actividades, la interacción con las personas que forman los grupos que intentan mejorar su día a día, hace que relaciones con algún ejemplo más o menos lúdico, algunos dirían que freak, como podría ser una película de culto.

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Hace unos días, en medio de una actividad formativa de coordinadores (responsables de área) me vi, de repente, en medio de la película de Pulp Fiction donde un gran Harvey Keitel interpreta el papel del Sr. Lobo, un magistral personaje que se dedica a arreglar problemas, tal como indica en una de sus primeras escenas en la película.
A medida que los coordinadores iban explicando sus problemáticas iba viendo como cada uno de ellos era un Sr. Lobo en su día a día. Todos se dedicaban a arreglar, o al menos intentarlo, los diferentes desaguisados (problemas) que le venían dados por los procesos de los que formaban parte.
Así, se encargaban de hacer que a su gente le afectara lo menor posible la falta de información o materiales, los problemas de calidad, la falta de planificación, etc.
Para ello se debían intervenir en aspectos que no eran de su dominio (tanto de conocimiento como de responsabilidad) y debían hacerlo de manera muy rápida y veloz ya que, en general, todos esos problemas aparecían en momentos en que la urgencia ya es máxima.
Resolución de problemas en la empresa
Por supuesto, todos queremos en nuestras empresas personas capaces de solventar problemas con habilidad y gran velocidad de reacción pero si es una constante, si su día a día es éste, el problema es que el bosque no nos deja ver los árboles.
En realidad, nuestros procesos y nuestra organización no son adecuados o suficientes para lo que necesitamos y no tenemos más remedio que soportarnos en personas de buena voluntad en puntos clave que son los que consiguen que al final tengamos el resultado deseado, aún a costa de un gran esfuerzo físico y mental debido a la alta presión y exigencia con la que trabajan.
Por lo tanto, paremos un momento y pensemos, dentro de nuestras organizaciones, cuantas personas son “imprescindibles” en la gestión de la misma y si lo son porque ayudan a mantener y mejorar los procesos de los que forman parte y a trabajar mejor o se dedican a solucionar los, aparentemente, infinitos problemas del día a día.