¿Viviendo en un piso compartido?

compartir espacios

Está claro que la empresa no es de la propiedad de los trabajadores, que vienen a ofrecer su trabajo a cambio de una retribución monetaria, por lo que no es exigible el mismo grado de implicación que cuando la empresa es de uno mismo, pero cada vez tengo más la sensación que muchos de los trabajadores de las empresas se comportan como si estuvieran en un albergue o piso compartido con mucha gente.

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Por un lado, en un piso compartido somos independientes y no nos vigilan, pero por otro lado parece que nada es nuestro, o lo que es lo mismo, «esto ya lo arreglaran otros».

La gente, algunos, parece carente de responsabilidad en querer hacer las cosas bien, dejarlas en condiciones para los siguientes que vienen al mismo puesto de trabajo o a los que forman parte del proceso siguiente y reciben el resultado de nuestro trabajo o gestión. La ley del mínimo esfuerzo ataca sin piedad.

Además, los pocos que si tienen esta sensibilidad, acaban quemados con la situación de dedicarle esfuerzos para que las cosas vayan bien, el lugar de trabajo se encuentre limpio y ordenado, para que los siguientes compañeros tengan los mínimos problemas posibles con lo que hacemos y sea más agradable trabajar. ¿Para qué se van a esforzar ellos cuando el resto no lo hace o cuando, en ocasiones, los compañeros te inquieren sobre tus acciones y lo mal que les deja a ellos comparativamente?

Aparecen aquí diferentes medidas, como podrían ser auditorías, controles, etc. de los procesos, del grado de 5S del área,…, que tienen como objetivo intentar hacer de policía hasta que lo normal sea «hacer las cosas bien».

La dirección del Gemba

Llegados a este punto, el papel de los mandos, del staff, es básico para conseguir el adecuado comportamiento general del personal, del cumplimiento de los procedimientos y estándares, del orden y limpieza del área de trabajo, de la justicia entre los diferentes trabajadores y turnos, de una visión más allá de su propia área de gestión. Porque, para conseguirlo, deben ser los primeros en dar ejemplo y en asegurarse no solo de «cuidar» a su gente sino que cumplan los mínimos exigibles por la empresa.

Todo esto sin mencionar objetivos de empresa que fomentan aún más el preocuparse única y exclusivamente por el propio interés de cara a conseguirlos.

La reciente crisis ha hecho que, en algunos casos, la implicación de la gente en la supervivencia de la empresa y su buena gestión aumente y facilite todo el tema. En otros casos, lamentablemente, exacerba estos comportamientos si la sensación es que la empresa simplemente les está utilizando.

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