Entre las herramientas que se utilizan cada vez más en el mundo de la mejora continua, nos encontramos con el A3 que, en aras a simplificar las nomenclaturas, toma su nombre del formato DIN homólogo.
Qué es el A3
Es una especie de «cuadro de mando» para gestionar cualquier tipo de proyecto, por sencillo o complejo que éste pueda ser.
En este post no vamos a entrar en el detalle de la herramienta, sino en el porqué de la misma, desde la vertiente de su pragmatismo y de su uso. Veámoslo desde dos ópticas diferenciadas:
La primera, la que interesa desde el punto de vista de la organización.
En un A3 se conjugan los intereses de «las tres bandas» que operan en una empresa:
- La dirección, en el amplio sentido de la palabra: a la que le interesa marcar el rumbo del proceso de la mejora continua, establecer los retos que deben conseguirse y conocer cuál es el retorno de las actividades.
- Los habitantes del gemba, también en sentido amplio: a los que les interesa saber por dónde tienen que moverse, qué tienen que hacer y qué se espera de su actuación.
- Los gestores de la Mejora Continua: los cuales se encuentran mejor arropados por todos, dado que los otros dos colectivos están involucrados en el tema, a través del desarrollo del A3.
En definitiva, el A3 sirve para todo el mundo.
La segunda visión del tema, viene dada por la propia estructura de la herramienta, que nos da pie a estructurar las actividades de manera muy efectiva y sencilla. Veamos:
- Marca el propósito concreto que tenemos en el proyecto correspondiente.
- Nos da un punto de partida, necesario para saber de dónde venimos.
- Establece unos objetivos que deseamos alcanzar con la actuación a realizar.
- Nos hace pensar qué alternativas podemos plantearnos para acometer la problemática suscitada.
- Planifica las actividades para marcar el camino a seguir en la acción.
- Indica que resultados que hemos obtenido, con lo que podemos compararnos.
- Nos hace aprender de todo aquello que hemos hecho y que queda reflejado en el A3.
Es por ello que aconsejamos su utilización, desde el punto de vista de servirnos para aglutinar a las diferentes tareas y responsabilidades, y desde la óptica de sistematizar el desarrollo de los proyectos. No lo pensemos más, el A3 es un muy buen aliado para llevar a cabo procesos de mejora continua en las empresas, de manera concentrada y muy visual.