Uno de los temas más importantes con el que nos encontramos en los procesos de transformación que llevamos a cabo en las organizaciones de nuestros clientes, a través de la Mejora Continua, es el de identificar o encontrar a una figura trascendental dentro de las mismas.
Los Agentes del Cambio
Esa figura (que puede ser doble en algunos casos) no es otra que la que definimos en el título de esta entrada: el «apóstol-misionero», el denominado también agente o motor del cambio.
Sin ese rol, los procesos de transformación van a desarrollarse con menor suavidad y eficiencia, porque siempre en cualquier tipo de empresa se precisa de alguien que lidere cualquier actividad que se desarrolle.
Veamos qué características y funciones esperamos de ese «misionero-apóstol»:
- Como cuestión preliminar, el necesario liderazgo que aparece de manera natural, dada su personalidad basada en sus convicciones y en su actitud.
- Su primera característica (la del «apóstol») ha de estar basada en sus valores, en sus creencias, que a pesar de poder parecer conceptos metafísicos, son imprescindibles para emprender cualquier «aventura empresarial», porque de eso se trata, de ser un emprendedor.
- Su segunda atribución (la del «misionero») será la de ser una persona rigurosa, metódica, trabajadora y con grandes dosis de coraje, para ir hacia adelante y sortear los problemas que aparecerán.
Y ahora vayamos a quién puede desarrollar ese rol en la compañía:
- Si lo es alguien del top management (p.ej.: el Presidente, Director General, CEO), el efecto será muy positivo, porque habremos conjuntado dos «posiciones» jerárquicas en una, con lo que el compromiso de la alta dirección será un hecho y todo será más sencillo.
- Si el papel lo desempeña otro directivo de primer nivel, de un área funcional concreta, deberá tener la suficiente visión de la empresa como para comprender y encajar al resto de la organización, sin caer en las «pugnas» habituales.
- Si el rol lo toma, otro profesional de la empresa, pudiera ser el responsable de la acción de Mejora Continua, con toda seguridad que cumplirá con la vertiente más técnica del cometido, pero quizá la falte el ascendiente sobre el resto de la organización, para impulsar el proceso.
Concluyendo, cuanto más arriba de la organización funcional esté el «apóstol-misionero» mejores resultados se obtendrán en la empresa, puesto que con toda seguridad, la Mejora Continua estará integrada en el mapa de procesos estratégicos de la misma. Que es donde debe estar…