¿Ciclos inversión y mejora?

       
Las posibilidades para conseguir mejorar las organizaciones
y sus resultados son diferentes y no por ello sustitutivas, en la mayoría de
los casos se trabajan en paralelo en la medida que los recursos lo permiten,
desde la innovación, el marketing y ventas, las operaciones, etc.
Entre las mismas hay algunas enfocadas a la mejora de los
resultados operativos, en la práctica de los costes operativos, que se pueden
aplicar de dos maneras principalmente:
– Inversión: mejora tecnológica de los equipos,
instalaciones, maquinaria o sistemas de información. Recursos que se invierten
en la adquisición de algo y cuyo coste se reparte, en forma de amortización, a
lo largo de unos años hasta su recuperación. Aquí aparece el famoso concepto de
pay-back, o tiempo estimado necesario para la recuperación de la inversión
gracias al ahorro conseguido por cada unidad (o la unidad de medida productiva
o de servicio existente) producida con el nuevo sistema. Con la llegada de la
crisis y la dificultad de financiación, los tiempos permitidos de pay-back para
autorizar inversiones se han reducido de años a 1 año o incluso meses. Así,
cualquier inversión debe, como es lógico, pasar por un filtro que evite el
derroche.
– Mejora de los procesos: (Mejora Continua, Lean Six
Sigma,…): este enfoque de mejora lo que busca es optimizar la gestión de los
procesos y la cultura de la empresa para conseguir, con los mismos recursos y
alguna pequeña inversión, mejorar los resultados. A la práctica lo que se busca
es sacar el máximo rendimiento de los recursos existentes: máquinas, personal,
stocks, transportes,…  con un mínimo de
extra coste a través de la participación del personal que participa en las
actividades de la organización, en el Gemba, y son los verdaderos expertos de
su puesto de trabajo.
En las empresas se suelen dar ciclos de inversión, cuando
los recursos lo permiten, dando grandes saltos cualitativos de mejora pero paradójicamente
cuesta más, a pesar de requerir menos esfuerzos económicos, el plantearse
revisar los procesos y mejorarlos. Es más fácil sacar el talonario que cambiar
la manera que tiene la empresa de hacer las cosas.
La aplicación de la mejora de procesos no exime de implantar
mejoras de inversión. En el siglo XXI es imprescindible tener un mínimo nivel
tecnológico y de gestión de la información para no estar fuera del mercado,
tanto en costes como en los requerimientos de servicio, flexibilidad y rapidez, solicitados por los clientes.
Lamentablemente, también es frecuente encontrarse que, después
del gran esfuerzo que supuso una inversión, no se consiguen los resultados
esperados según el cálculo realizado de amortización, no se consigue en el
tiempo planteado el rendimiento objetivo de la inversión, por lo que aumentan
nuestros costes.
El planteamiento adecuado sería el de combinar ambos ciclos.
Realizar inversiones cuando sea posible/necesario y posteriormente aplicar Lean
para sacar el máximo jugo, el máximo provecho, tanto a los recursos existentes
como a las nuevas inversiones, mejores costes, mayor flexibilidad, menor merma,
etc. Y esperar a que los procesos sean revisados de manera exhaustiva para, en
ese momento, plantear a Dirección la necesidad de invertir si se quieren alcanzar
nuevas cotas de mejora.
Como le comentamos a un directivo en una empresa con un
parque de 10 máquinas, ¿cómo se puede pedir a la empresa el esfuerzo de comprar
una nueva máquina para sacar más producción cuando apenas se consigue obtener
el 50% de rendimiento de las máquinas actuales?

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