La contabilidad Lean consta de un conjunto de procedimientos que tienen el objetivo de medir y evaluar el resultado económico de los procesos de generación de valor. En esencia, el departamento de contabilidad y finanzas aporta todo el conjunto de datos necesarios para la toma de decisiones respecto al futuro de un proceso, un departamento o una inversión.
Ya que muchos de los resultados de estos procesos contables son requeridos por la Administración con fines tributarios o también por los bancos para la obtención de crédito, la mayoría de empresas adopta una metodología común para el análisis, la elaboración y el seguimiento de sus cuentas. Esta metodología se basa en los llamados principios contables generalmente aceptados (PCGA). Por desgracia, la mayoría de estos procedimientos no son adecuados para el análisis de la empresa y, en ocasiones, los resultados obtenidos pueden llevar a una toma de decisiones errónea.

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El ‘lean accounting’ constituye una corriente de pensamiento que focaliza el estudio de costes en torno a los diferentes flujos de valor de la empresa diferenciando aquellas operaciones que aportan valor de las que no lo hacen. Según estos estudios, los beneficios de la cultura ‘lean’ en el sistema contable y financiero de la organización se sustentan en los siguientes puntos:
Liderazgo y gestión.
La mejora continua considera clave el uso de datos reales para la toma de decisiones. Es por ello que la cultura ‘lean’ determina el valor de estos costes en el momento de realizar el presupuesto.
Generación de valor.
El principal objetivo de la gestión contable radica en identificar aquellos costes derivados de actividades que añaden valor para diferenciarlos claramente de los costes generados en actividades que no contribuyen a la generación de valor.
Enfoque sistémico.
Hay que desterrar la segregación de productos o clientes rentables frente a los que no son rentables para la organización. Toda venta, siempre que se realice a un valor superior al coste de los materiales comprados contribuye de algún modo a la rentabilidad de la organización. Es necesario poner en valor y estudiar el parámetro ‘capacidad excedente’ de producción para evaluar los costes asociados a cada producto.
El flujo del valor.
Para la gestión y toma de decisiones en la empresa, el flujo de valor es la base idónea sobre la que se debe realizar el estudio de los costes. En efecto, el objetivo del flujo no es otro que la generación de valor a nivel global, a diferencia de los métodos tradicionales de contabilidad cuyo objetivo se limita a la reducción de costes departamentales.
Costes fijos.
A diferencia de la contabilidad tradicional, la cultura ‘lean’ considera que en su gran mayoría, los costes a corto plazo siempre son fijos, mientras que a largo plazo, la mayoría de conceptos se tornan variables. En consecuencia, el cálculo tradicional de costes como un porcentaje sobre las ventas parte de la base que, en todo momento, el incremento de una ‘unidad de venta’ requiere un aumento de capacidad productiva proporcional, lo cual habitualmente no es cierto.

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