A veces acostumbra a llover sobre mojado. Ésto es lo que le está ocurriendo al sector ‘retail’, en su apartado de moda. A la recesión económica que vivimos, se le ha unido una climatología «adversa» para las prendas que «toca» ponerse en la época correspondiente.
Leí hace un tiempo que habíamos tenido el Octubre más cálido desde hacía más de 30 años, para después tener, en algunas zonas, el invierno más lluvioso y frío desde hace mucho tiempo. Algún entendido en la materia, argumentará que ésto es cosa del cambio climático, y quizá sea así, pero lo cierto es que en el hemisferio norte acostumbra a hacer frío por estos meses. Los ancianos del lugar pueden dar fe.
Movilidad en el entorno Retail
El entorno es movible y puede jugar una mala pasada en contra nuestro, y éste puede ser un caso. El paradigma (y la maquinaria) del sector, en definitiva su oferta, esta acostumbrado y preparado para ponerse en marcha con una anticipación que no tiene la lógica irracional de la meteorología, y con unos volúmenes sobredimensionados, desde la óptica de la demanda real.
Todo debe ser «perfecto», para que podamos triunfar con nuestras previsiones, hechas muchos meses antes.
Por tanto, en Octubre tenemos que pensar en comprarnos ropa de abrigo, y en marzo en hacernos con ropa «primaveroveraniega». «Los abrigos que no salgan en temporada (su temporada) tendremos que aguantarlos hasta las rebajas, a ver si hay un cliente caritativo que se lo queda», se lamentan los retailers. «Y si no al ‘outlet’ «, añado yo. Pero claro, los «pérfidos clientes», en cuanto asoma el solecito, prefieren dedicarse a otras cosas. Por lo que todo va perfecto, hasta que el cliente no encuentra lo que busca, y el comerciante no vende lo que tiene. Es una claro síntoma de «dislexia del mercado».
La ineficacia y el anquilosamiento de algunos players del sector, hace que lleguemos a estas maneras de hacer un tanto desfasadas. El tema nos lleva a pensar en los ‘lead-time: los plazos de entrega que soportamos a nuestros proveedores y los que sometemos a nuestros clientes.
Cuanto más largo sea éste, más difícil será acertar el futuro, y menor provecho extraeremos de nuestras actividades empresariales,
¿Qué actuaciones deberíamos realizar para no incurrir en fabricar y/o comprar obsoletos, de manera tan directa?
- Estudiar y seguir la demanda.
- Definir nuestro patrón de la misma.
- Ajustarnos constantemente a ella.
- Reducir los lotes de compra o de producción.
- Generar ‘stocks’ «poquito a poco».
- En definitiva, ofertar lo que nos solicita nuestra demanda.
Es una perogrullada, pero siempre hay que tenerlo presente, y en tiempos de crisis, aún más: en las tiendas (*) hay que tener lo que quiere el cliente, no lo que queremos que quiera el cliente. Ni más ni menos…
(*) Aplica el cuento para cualquier tipo de negocio, no únicamente para el sector comercial…