Haciendo ‘shopping’ por las calles de la parte histórica de San Juan, Puerto Rico, me encontré con el folleto publicitario que he escaneado y que ilustra este ‘post’. Es de la firma ‘Parazul, con sede en Miami, y dedicada al mundo de los bolsos y sus accesorios. Su mercado, muy ligado al sector turístico, está principalmente en el Caribe.
Si calculamos las variantes de bolsos que tenemos en el folleto, podemos llegar a la conclusión de que hay casi 1.000 posibles combinaciones. Lo cual no está nada mal, para conseguir el objetivo de satisfacer nuestra demanda, intentando tener un artículo para cada una de las posibles consumidoras.
Todo el mundo puede encontrar su ‘mix’ adecuado.
En el sector que nos ocupa, el de la moda, es muy habitual, idear y lanzar colecciones con muchísimos meses de anticipación, siempre alrededor del año. Si a ello le añadimos que los productos, salvo algunas excepciones, no son modulares, nos encontramos con un catálogo de productos de cientos o miles de referencias, lo que conlleva un par de problemas muy concretos, con los que se encuentran muchas compañías:
1.- Necesidad de prever (y acertar, o no) a largo plazo todos los artículos de la temporada, con el agravante de las tallas, en el caso de las prendas de vestir.
2.- Acumulación de stocks de producto acabado, mediante una sobreproducción (producir más, producir antes), con el peligro evidente de caer en obsolescencia de productos, que se han de vender a precios mucho más bajos en los ‘outlets’.
La producción modular es una buena argucia organizativa para evitar los dos problemas anteriores. Mezclamos el ‘make-to-stock’ (en este caso, de productos semielaborados o componentes), con el ‘make-to-order’ (sólo conformamos el producto cuando hay un cliente cierto). Si además fuéramos capaces de trabajar en ‘pull’, manteniendo el stock preciso, cuanto más aguas arriba mejor, y ‘disparar’ únicamente cuando nos entra el pedido, podemos garantizar que el CEO o el CFO de la compañía iban a estar muy contentos, porque vamos a liberar un gran montante de nuestra tesorería.
Es evidente que no todas las empresas pueden llevar a cabo esta dinámica de la modularización, pero si que hay muchas compañías que pueden hacer sus intentos, buscar su oportunidad, en ofrecer a sus clientes un catálogo que haga que éstos modularicen sus pedidos, para así mejorar las ventas, la eficiencia y la rentabilidad de nuestra empresa.