Me sorprendo una madrugada de un día entre semana mientras el taxi me lleva a una fábrica en la zona centro de España y con la ténue luz que ilumina el polígono industrial destaca un anuncio de leche en formato tetabrick de medio litro «Por fin una leche a tu medida».
Una nueva aproximación de una empresa intentando ofrecer un producto más ajustado a las necesidades de sus clientes. «El target al que va dirigido es el de aquellos que compran leche menos de una vez al mes y que consumen de media algo más de un litro a la semana, frente a los 4,2 litros por semana de media. Según la consultora TNS, casi la mitad de los hogares pertenecen a esta categoría. Éstos crecieron un 3% en 2007 y están compuestos por una o dos personas que, según el estudio, en muchas ocasiones tienen que tirar la leche».
Al final las cantidades fabricadas o compradas acaban coincidiendo, más o menos, con lo vendido pero nuestros clientes, el mercado, están fijando unas condiciones de venta, de salida de nuestra fábrica, de entregas más frecuentes y de cantidades más pequeñas. Por otro lado, en fábrica se intenta estirar las producciones para evitar cambios y limpiezas de las líneas o máquinas para mejorar la eficiencia y, en compras, intentamos hacer compras lo más grandes posibles para obtener un mejor precio de la compra, ignorando los costes integrales que se generan, además de la propia compra (almacenamiento, manipulación, obsolescencia, coste financiero,…).
El futuro de las empresas pasa por ser capaces de ser tan eficientes con los lotes o tirajes cortos como lo eran con lotes grandes, mejorando sus tiempos de cambio y limpieza y la eficiencia de sus equipos y líneas. Además de buscar presentaciones de sus productos o servicios que se adeqüen cada vez más a las preferencias de consumo de sus clientes.