¿El síndrome del Arial 12?


En nuestra vida profesional, nos encontramos a menudo con diferentes problemáticas que no vemos como tales, porque no las tenemos interiorizados en nuestro cerebro, no nos viene «de serie» en nuestro ADN, y que a fuerza de catalogarlas como «temas menores», hacen que se conviertan en un problema importante, en cuanto sumamos todos los muda que generamos a su alrededor.



Las necesidades del cliente


La falta de comprensión de las necesidades de nuestros clientes, ya sean internos o externos, el no pensar en cómo favorecer el trabajo o la actividad de los mismos, nos lleva a que realicemos actuaciones, que quizá satisfagan nuestro ego o nuestra comodidad, pero que no ayudan para nada a quien está ubicado aguas abajo (o arriba) del proceso.

Un ejemplo muy claro de lo que estoy comentando, acontece en la «Gestión Visual» (Visual Management), que como ya hemos comentado en algún otro post, no sólo debe ser visual, sino que también debe ser visible.



Gestión visual visible


Es aquí donde aparece «El síndrome del Arial 12» que no es otro que el que ocurre cuando publicamos información en el gemba correspondiente (fábrica, almacén, tienda, hospital, hotel, etc.), con una tipografía, un tamaño de letra 12, u otro semejante. En definitiva, un formato que es legible a muy corta distancia, pero que no es adecuado para distancias grandes. Cumple con el cometido de informar, porque información, haberla hayla, pero no con el de ser tremendamente visual («que se vea bien, de bien lejos»).


No estamos en nuestra mesa de trabajo, delante de un papel o de un ordenador, estamos en un entorno físico mayor, por lo que tenemos que dar la relevancia al tamaño gráfico que permita identificar la información desde una distancia no habitual en un despacho. Y ello aplica para cualquier tipo de soporte, ya sea papel, o las más sofisticadas pantallas digitales.


Claro, ya entiendo que es mucho más cómodo para los que procesan cierta información desde el confort de su butaca, traspasar el documento de la mesa al panel correspondiente, tal cual, pero ésto equivaldría a decir que, por ejemplo, los periódicos no tuvieran portada, ni titulares, que resaltaran lo que es de interés para el lector, sino que simplemente, nos pasaran los documentos «en arial 12» de acuerdo con la elaboración individual que los periodistas han elaborado. En el gemba, tenemos que dar la información necesaria, y no más, pero eso sí: ¡que se vea!




¡Información visual y visible, de manera sencilla y práctica!


Y todo ello, además del propio proceso de información, que de por sí, ya es muy importante, nos sirve para que las personas de la empresa estén más motivadas, simplemente, porque poseen información y la información es poder. Poder para desempeñar el cometido que cada uno tiene encomendado en su función. Resulta paradójico que en la era de la información (en muchos casos, es cierto, sobreinformación) hayan muchos gemba que «no hablen». Abandonemos «el síndrome del Arial 12» y transmitamos todo aquello que deseemos con meridiana claridad. Una empresa con información, es una empresa con futuro.



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