Corren tiempos en los que apelar al sentido común parece que no sea bien visto o que sea despreciado en muchas ocasiones. Viste más lo complejo, lo difícil de entender, lo snob, cuando muchos sabios, a través de los tiempos, nos han hecho ver que lo sencillo es lo adecuado.
En la línea de esa simplicidad, existen supuestos que no lo son tales. Tomemos como ejemplo la muy nombrada, no siempre para bien, compañía irlandesa de transporte aéreo de pasajeros, Ryanair. Esta empresa se inscribe entre las más importantes de las denominadas «low cost«.
El concepto Low Cost
Este concepto, el del «low cost» lo podríamos ver como un canto a la sencillez, a-no-estirar-más-el-brazo-que-la-manga, o a cierta austeridad. Pero el enfoque se queda única y exclusivamente en «lo económico», pasando por alto otros atributos que cualquier empresa debe tener en sus operaciones, como lo son la calidad y el servicio, que tienen que dirigirse siempre hacia la excelencia.
No hay que dar muchas pistas sobre la compañía citada, porque los diarios son notarios de la realidad, y quien los haya sufrido como viajero, también.
El ejemplo del aprovisionamiento y consumo de combustible es paradigmático. Si para ahorrarme un dinero, he de poner en peligro la aeronave y todas las personas que viajan a bordo, yo a eso no le llamo «low cost«, yo le llamo «sinrazón».
Dinámica de ahorro de costes
Lo que conseguimos con esa supuesta dinámica de «ahorro de costes» es una empresa anoréxica, en cuanto a calidad y servicio. Y eso mismo ocurre en todas aquellas empresas, en las que todo su norte y todo su sur, es el de reducir costes, al precio que sea, para mantener sus márgenes, sin tener en cuenta que las compañías no se crearon para reducir costes sin ningún tipo de sentido, sino para crear valor, en todas sus facetas.
Hay empresas que quieren ser más «lean» que nadie y lo que consiguen es perder toda su musculatura, en un alarde de ausencia total de sentido común, de sinrazón, que acaba indefectiblemente en manos del «doctor» de turno, para que arregle el desaguisado y consiga recomponer y recuperar a la empresa y a las personas que la conforman, principales damnificados de la «película».
Vamos a por la cuota de mercado y el margen correspondiente, en base a la generación de valor sistemática y constante en nuestras operaciones, que es lo que dará solidez a nuestra organización.