Según el Diccionario de la RAE, el concepto «empatía» significa el «sentimiento de identificación con algo o alguien», o bien, la capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos. También podemos ver la definición del gurú Stephen Covey, que aparece en la imagen de cabecera. En definitiva, tener una relación comprensiva con el entorno que nos rodea.
Empatía Kaizen
Por otro lado, y como ya sabemos, el concepto japonés kaizen es el que define lo que aquí llamamos «Mejora Continua». A partir del mismo, surge la metodología del evento o taller kaizen, consistente en trabajar en equipo multidisciplinar de manera intensiva, en pos de lograr en un proceso predeterminado, un objetivo concreto de mejora.
En esta entrada, no voy a hablar de la metodología o técnica que sustenta el workshop kaizen, sin duda la mejor vía para conseguir que las personas se apropien del proceso y el mismo se sostenga en el tiempo. Sino que voy a tratar el tema de las relaciones interpersonales que se suscitan en los equipos kaizen.
Veamos qué nos podemos encontrar en ciertos comportamientos de algunos de los integrantes de un taller kaizen:
- Los miembros del equipo se conocen, a título personal (a veces, «de lejos»), pero no a título profesional, desde la perspectiva de qué es lo que hacen en su función, por lo que existen excesivos prejuicios (a veces, incluso personales) entre ellos.
- En el momento que son conscientes de lo que hace el otro, en el terreno profesional, casi siempre consideran que lo suyo es más complejo y difícil que lo de su colega, por lo que de manera subconsciente, desprecian el trabajo de sus compañeros.
¿Qué podemos hacer para superar estos obstáculos que pueden aparecer en un evento kaizen?
- En primer lugar, incluir estas dinámicas de trabajo entre los hábitos comunes que se desarrollen en la empresa. Es decir que los equipos interactúen de manera constante y fluida, con la asiduidad necesaria para conseguir la Excelencia Operacional. En definitiva, como ya he dicho en alguna otra ocasión: «trabajar en equipo, creando equipos de trabajo».
- Explicar muy bien a los participantes, de manera activa y sobre el terreno (gemba), los diferentes roles de todos y cada uno de los miembros del workshop.
- Mezclar a todos los empleados de la compañía, para que se conozcan y puedan valorar el trabajo y el esfuerzo asociado, de todos ellos.
- Aprender a no culpar ni a (pre) juzgar a los compañeros de actividad. Para ello es imprescindible que la toma de decisiones sea grupal y basada en datos correctos, que permitan no entrar en discusiones bizantinas, generadoras de conflicto y estrés.
- Comprender que el equipo, por muy diferentes que sean sus miembros, siempre, siempre, es más potente que cualquier individualidad.
A partir de ahí, surgirá la empatía kaizen, que hará que las personas, los departamentos, los procesos y las empresas sean mejores, y ello redundará en beneficio de todos los stakeholders de la organización. Porque no olvidemos que para trabajar (y para todo lo demás, también) es mucho mejor que haya buena onda entre las personas, que no lo contrario, que solo conduce a la tensión negativa, es decir, a un entorno nada propicio para obtener buenos resultados en nuestras tareas.