Post de Gema González, Ingeniera Industrial con experiencia en el sector Químico-Farmacéutico, con la que hemos tenido el placer de poder colaborar en Crealor.
Este post nace en un vuelo nacional cuando me disponía a disfrutar de mis vacaciones. Fue una grata sorpresa para mí encontrarme con la revista mensual de economía “Capital” (www.capital.es) correspondiente al mes de Julio entre los documentos de consulta.
En seguida me dispuse a ojearla y encontré un apartado dirigido al sector farmacéutico, el cual actualmente está experimentando profundos cambios.
La industria farmacéutica española, uno de los motores económicos del país, que supone alrededor del 1,5% del PIB nacional y da empleo a más de 40.000 personas de forma directa, está sufriendo la crisis al igual que otros sectores como el de la construcción (~9,2% PIB) o la automoción (~9,5% PIB) y paradójicamente, las últimas reformas legislativas en lugar de favorecer su continua evolución están poniéndole la trabanqueta con los recortes en sanidad.
Cabe destacar, que debido a la cifra de negocios del sector en Cataluña, ésta es la CCAA mayormente afectada.
Entre las soluciones estrella para reducir el déficit público como la reducción del sueldo de los funcionarios o la supresión del famoso cheque-bebé, se incluyeron otras que tocaban de lleno al sector farmacéutico, como la dispensación en unidosis, la adecuación en el número de unidades de los envases en función de los tratamientos prescritos a los pacientes o la de que los médicos deberán recetar el medicamento por el nombre de su principio activo y no por la marca comercial y los farmacéuticos dispensarán el medicamento de menor precio, lo cual supone una estocada casi mortal para muchos laboratorios que viven casi exclusivamente de comercializar productos a precios competitivos una vez expiran las patentes de los principios activos.
Los laboratorios se enfrentan a un futuro incierto y cada vez más competitivo, en el que la I+D (principal arma para garantizar su propia supervivencia) y la especialización jugarán un papel protagonista. Esta incertidumbre les está empujando a procesos de fusión febriles, los cuales “no sólo pretenden mejorar las cuentas de resultados o el número de productos en cartera, sino también mejorar los ratios de I+D” Enrique Ordieres presidente de Cinfa.
Las medidas del Gobierno van a llevar a las empresas farmacéuticas a tomar medidas similares a las de otros sectores afectados como la reducción de inversiones, renegociación de los precios de los proveedores a la baja, expedientes de regulación de empleo para reducir la plantilla, reducción en I+D…
Mi propuesta es otra, reducir en inversión o en personal es el camino fácil y el que cualquier directivo podría hacer, y reducir en I+D sería ir en contra de la misión de un laboratorio farmacéutico que se precie. El camino, tal vez más difícil pero con mejores resultados a largo plazo, pasa por ser más eficientes. ¿Y cómo? A través del Lean aplicado a toda la cadena de valor farmacéutico.
La filosofía Lean es la respuesta a las necesidades competitivas actuales, es la “medicina” que garantiza la viabilidad y el crecimiento del sector. El uso de potentes herramientas como Six Sigma, Value Stream Mapping, SMED y la mejora rápida a través de eventos kaizen entre otros son un elemento estratégico esencial para hacer que los procesos productivos sean más ágiles y eficientes.
No sólo está en juego la buena salud de las compañías farmacéuticas, sino el actual Sistema Nacional de Salud e incluso la competitividad de España como uno de los principales países potenciales del sector.