¿Está todo pagado?

costes cubiertos
Hace un tiempo que quería escribir sobre este tema, porque he recibido comentarios de diferentes profesionales del mundo de la empresa, manifestando que dentro de los costes operativos, no contemplaban el coste de la utilización de sus instalaciones, «porque ya estaban pagadas» (sic).

Concepto de Coste

El argumento es tan sorprendente, que no deja de ser paradójico. Hemos recibido tal «transfusión» de información financiera en el mundo de la empresa, conducente a realizar y presentar unos estados contables, que hemos perdido la visión del concepto de coste. Y aún más, con un desconocimiento casi total sobre el coste de oportunidad, que supone cualquier gasto o inversión que hagamos en la compañía.

Si la empresa, en su día, suscribió una hipoteca para comprar el edificio donde tiene su sede, sus oficinas, su fábrica, su almacén, etc., y en el momento actual, ya ha acabado de pagarla, lo que la empresa no tendrá es ninguna deuda con terceros, pero lo que si que continuará teniendo es coste. Porque la ocupación de cualquier metro cuadrado o cúbico siempre cuesta su dinero.

Lo mismo podemos aplicar con toda la maquinaria y con todos los equipos que tengamos en la empresa, y que hayamos adquirido con las diferentes y múltiples posibilidades de financiación.

En caso de que tengamos personas en plantilla con contrato indefinido, es decir que hemos de pagar obligatoriamente la masa salarial que les corresponda, cualquier actividad que haga una persona siempre será base de coste. Es más, la no utilización eficiente de esa mano de obra, tiene un coste oportunidad fácilmente cuantificable.

¿Qué decir de los inventarios?

Acostumbramos a valorarlos en versión tradicional. El stock cuesta lo que hemos pagado a los recursos productivos, ya sean proveedores, o la propia fábrica. Pero, ¿y el coste de financiación del stock? ¿y el coste operativo y de organización del hecho de mantener stocks? ¿Por qué casi nunca los consideramos?

En definitiva, no todo es tan sencillo ni tan simple, para establecer que lo que pago, y sólo eso, es el coste en el que incurro. Hemos de saber pensar en todo lo que podríamos haber hecho con el dinero empleado, o dejado de hacer con los recursos disponibles que maneja la empresa.

No está todo pagado, queda mucha tela por cortar…

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