Cuando intentamos detallar un plan de mejora para un proceso no es fácil encontrar el orden lógico a seguir para la implantación de herramientas. El coordinador de mejora continua, muchas veces tiene la tentación de empezar a aplicar técnicas de elevada complejidad en procesos que tienen un nivel de desempeño extremadamente bajo.
En ciertas ocasiones, cuando algunas empresas nos muestran programas de mejora, planteamos nuestras dudas a quien desea iniciar una actividad de elevada complejidad en procesos inmaduros. En un primer momento, nuestro interlocutor puede pensar que desconfiamos de su capacidad técnica para el desarrollo de la actividad. Nada más lejos de la realidad.
Lo que nos plantea ciertas reservas, es la posibilidad de implantar una u otra herramienta en el proceso en cuestión. De hecho, el error que comete por partida doble, el coordinador de mejora, consiste en confundir su conocimiento o nivel técnico con el estado de partida del proceso; lo confunde al principio cuando selecciona la herramienta aplicar, pensando en su capacidad técnica, en lugar de pensar en el proceso y lo confunde a posteriori; cuando cree que nuestras dudas vienen motivadas por su conocimiento, en lugar de pensar que se deben al proceso.
Mejorando procesos.
El punto de partida de la mejora de todo proceso consiste en conseguir una cierta estabilidad independientemente de los cambios que se produzcan en el entorno. Esta ‘estabilidad’ se puede describir con mayor precisión como la suma de dos conceptos complementarios: por un lado se puede definir como un proceso robusto y por lo tanto, insensible a las fuentes de variabilidad, y al mismo tiempo como un proceso fiable, y en consecuencia, funcional bajo unas condiciones de trabajo predefinidas.
A nivel práctico necesitamos que los resultados del proceso sean repetibles en el tiempo y, en consecuencia, predecibles. Sólo se puede evaluar el impacto de las mejoras cuando el proceso de partida es estable.
Herramientas para la mejora de procesos.
Y para conseguir este primer objetivo en el camino de la mejora, las principales herramientas a desarrollar son las siguientes:
- 5S. Actividad dirigida a la mejora del orden y organización del entorno de trabajo cuyo principal objetivo consiste en conseguir que los procedimientos de actuación sean repetibles a lo largo del tiempo.
- Standard Work. Documento que describe el método de trabajo de cada puesto. El estándar define el tiempo y las operaciones a realizar en un puesto de trabajo para cada ciclo de producción de una unidad de entrega del proceso.
- TPM. Algunas de las actividades asociadas al desarrollo del TPM pretenden reducir las averías de los procesos productivos y mejorar la fiabilidad de los medios. Para ello es necesario trabajar en la mejora del estado de los equipos, la gestión de piezas de recambio, la estandarización de las actividades de mantenimiento y la formación dirigida tanto al personal de producción como al de mantenimiento.
Todas estas herramientas van dirigidas a la mejora de la estabilidad del proceso. Un primer paso necesario para el desarrollo de conceptos más avanzados en el camino de la mejora.