¿Formación o maquinaria?

equipos competitivos

Hace tiempo leí una pregunta que le hacia un Director Financiero al Director General: “¿qué sucede si invertimos dinero en formar al personal y después se va de la empresa?”, y el DG le contestó: “¿y qué sucede si no lo hacemos y se quedan?”

Este gran paradigma, muchas empresas lo solucionan aplicando sobre el trabajador que quieren formar, un contrato en el que le obligan a quedarse en la empresa por un periodo determinado de tiempo, solución que puede acabar en: “mejor no me forméis, porque no se qué haré mañana”.

La forma tradicional que se ha empleado desde tiempos remotos para mejorar, era aportar dinero en maquinaria para hacer evolucionar tecnológicamente la planta de producción, sin ser conscientes que la maquinaria es un activo que pierde valor desde el momento en que se ha comprado.

Los equipos son objetos que ocupan un lugar de la fábrica y con los que esperamos poder producir más rápido, más piezas por hora o hacer piezas tecnológicamente más desarrolladas, pero que tienen un tiempo de vida limitado. Todo ello, sin ser conscientes, que el conocimiento es algo que perdura en el tiempo, algo que quien lo tenga no se lo van a quitar nunca, y que ello es una fuente inagotable de ideas para mejorar continuamente.

Formando equipos competitivos y mejores.

La formación, es a nuestro entender, una de las mejores herramientas que tienen las empresas para tener unos equipos, no solo expertos en lo que hacen, sino capaces de mirar sus puestos de trabajo y sus procesos de una manera más crítica y aportar valor a aquello que hacen. Tenemos que entender que las organizaciones son un conjunto de elementos (procesos, personas y conocimientos) afectados por un entorno que cambia constantemente. Este entorno en constante evolución, obliga a que las empresas deban dotar a sus equipos de nuevos conocimientos y técnicas para mantenerlos siempre sobre el tren de la innovación.

Innovación es la palabra. Nunca nos hemos planteado que innovación no solo implica avanzar tecnológicamente en la sociedad (móviles nuevos, tecnología más potente, videojuegos más realistas, mayor velocidad de conexión a la red,…). La palabra “innovar” implica hacer las cosas nuevas, mientras que “mejorar” significa evolucionar aquello que ya existe, es alterar las cosas introduciendo novedades, ese concepto me suena a “Mejora Contínua”.

Estar encerrado en nuestro cómodo cubículo de trabajo esperando que las cosas sucedan, no ayuda a evolucionar.
Invertir en formación es invertir en innovación. Invertir en formación es apostar por el cambio, es convertir tu equipo humano en potenciales críticos que sean capaces de mantener la organización sobre el raíl de la Mejora Continua.

Formación constante es clave.

El símil podemos encontrarlo cuando se quiere contratar a alguien para cubrir una vacante o una nueva posición que se ha creado. En este caso siempre se premia quien más estudios tenga, quien más experiencia aporte, etc. entonces, ¿por qué parar esa evolución cuando ya hemos contratado a la persona? Si no promovemos la formación de nuestros equipos, en un corto período de tiempo, llegará otro más formado que hará que las ideas del anterior queden obsoletas.

Maquinaria, sí pero la justa. Formación, a nuestro entender, mucho mejor.

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