Últimamente levantarse por las mañana y escuchar las noticias ya tiende a deprimirte un poco nada más empezar el día, necesitas unas dosis de automotivación para sobrevivir al bombardeo de malas noticias.
Esta semana para acabar de rematarlo tenemos la situación política en Grecia e Italia con la salida forzada de sus dos presidentes para intentar paliar la delicada situación económica que lleva a la necesidad de formar nuevos gobiernos. La sorpresa, por no decir la incredulidad, viene cuando se plantea que los políticos de cada país entienden la necesidad de un cambio de gobierno (al anterior ya le dieron duro) y que se busquen grandes consensos para intentar arreglar la situación pero no querer formar parte del nuevo gobierno por las repercusiones políticas, el desgaste frente a la opinión pública, que significará tener que tomar decisiones, muchas de ellas duras y exigentes.
Toca dar malas noticias y no se quiere ser la cara visible. O sea, sí que quieren ser políticos pero sólo si las cosas van bien, en caso negativo que sean otros los que gobiernen. No tengo palabras…
Gestión empresarial en momentos difíciles
A nivel de empresa tenemos una serie de situaciones similares asociadas a las nuevas reglas de juego que marca la realidad económica que obliga a romper con maneras de trabajar y condiciones anteriores y a sacar un mayor rendimiento de los recursos existentes. A «ponerse las pilas» para intentar cumplir con los requerimientos de los clientes al mejor precio posible y con unos plazos de entrega que parecerían ciencia-ficción solo unos meses o años atrás. Muy probablemente también la empresa se ha visto obligada a reducir su plantilla por lo que la situación laboral no es muy positiva y los recursos humanos están muy ajustados.
En este momento es cuando más necesitamos de una buena gestión de todo nuestro staff organizativo en los diferentes niveles con el fin de conseguir llegar a los objetivos planteados por la empresa.
En esta época difícil salen a reducir las carencias que en «época de bonanza» no eran tan evidentes o no se les daba la importancia que tenían asociadas a nuestro staff. Entre ellas está la gestión de nuestros coordinadores, responsables, etc. personas encargadas de gestionar, coordinar y liderar grupos de personas.
Por enumerar algunos problemas:
Promociones de operarios avanzados sin habilidades de gestión.
Podemos tener encargados (por utilizar un término genérico) que son operarios aventajados a los que se promocionó (premió) con una subida de categoría y salario a una función totalmente diferente. Inicialmente interesó «el vil metal» pero al poco tiempo se dan cuenta que esta nueva función provoca muchos más quebraderos de cabeza que cuando estaban realizando un trabajo de operarios o empleados de base. Muchos dolores de cabeza que no se ven compensados por el incremento en el salario. En cuanto pueden vuelven a colocarse delante del proceso básico porque así pueden huir de la gestión del personal y ser útiles donde son realmente buenos.
Huir del enfrentamiento, de la toma de decisiones.
Para evitar el enfrentamiento con su gente ni se presiona en exceso ni se quiere transmitir las malas noticias, ni se toman ciertas decisiones. Se intenta no plantear cambios significativos, seguramente muy necesarios, para no tener conflictos con la gente y, cuando no hay más remedio, se refugian en las decisiones de sus superiores.
A la práctica la misma triste situación de los políticos griegos o italianos donde que sí que queremos los beneficios asociados a la función, pero siempre que ésto no requiera ser vistos como los «malos de la película». Ahora bien, cuando toca tomar decisiones, y algunas de ellas pueden no ser agradable para los que les rodean, se prefiere pasar de los temas y que sean otros los que asuman las responsabilidades o sean la cara visible de las mismas.
Qué fácil es gestionar cuando todo va bien pero, ¿cómo nos comportamos cuando las cosas no van tan bien o es necesario ir más allá?