Habitualmente atribuimos la existencia de inventarios en nuestro proceso a las necesidades o características de nuestro cliente. Sin embargo, el siguiente ejemplo nos permite ilustrar que ésta es una justificación muy pobre: Para ponernos en situación, vamos a analizar el proceso en el que un cliente va a desayunar en un bar cada mañana antes de ir al trabajo, se acerca a la barra y pide un café al camarero. Si usted está visualizando la escena podrá observar que el camarero prepara el café justo en el momento en el que el cliente lo solicita. El camarero reacciona con celeridad puesto que nuestro cliente tiene cierta prisa para llegar al trabajo a tiempo.
Por lo tanto, es evidente que este proceso trabaja sin stock de producto terminado. Si le pregunto por qué no hay ningún café preparado probablemente usted argumente que, si tal sucediera, el café se enfriaría o su calidad podría verse afectada por el tiempo que ha pasado entre su preparación y su consumo. Lamentablemente, esta no es la respuesta correcta. Si está visualizando el bar en el que nuestro cliente está tomando su café (tanto en el mío como en el suyo), y se fija bien en la imagen verá que justo al lado de la barra, hay una fuente con unos cuantos bocadillos. Algunos son fríos (jamón, atún…) pero hay otros que son calientes (tortilla, etc.).
Estos bocadillos calientes preparados en una fuente son los que me llevan a asegurar que la ausencia de inventario de cafés preparados no se justifica por un tema de la temperatura o calidad del producto, pues siguiendo este razonamiento, todo aquello que deba ingerirse a cierta temperatura debería ser preparado justo antes de su consumo. Por lo tanto es evidente que hay algo más que justifique esta necesidad de los inventarios.
Lean Logistics y clientes.
Como no puede ser de otra manera en cualquier aspecto empresarial, la respuesta viene por parte del cliente. Observando todo el proceso, salta a la vista que el tiempo que ha pasado entre la solicitud del café por parte del cliente y su entrega, es decir el tiempo necesario para la preparación, producción y entrega del producto ha sido inferior al tiempo que el cliente estaba dispuesto a esperar.
Por el contrario, el caso del inventario de bocadillos es una historia muy diferente. Probablemente, en el asunto de los bocadillos el propietario del bar detectó que cada vez que un cliente solicitaba algo para comer, acababa renunciando al bocadillo cuando el camarero le informaba de que: ’ahora mismo se lo preparamos en la cocina’. El cliente, que iba con el tiempo justo, probablemente acabara optando por algún tipo de bollería que tanto en su bar como también en el mío, tienen en un mostrador encima de la barra.
Por lo tanto, en este segundo caso existe una clara necesidad de inventario, y se debe a que el cliente no está dispuesto a esperar el tiempo necesario para la solicitud, preparación, producción y entrega de los bocadillos. Por este motivo, el propietario del bar debe financiar (por lo menos a corto plazo) un inventario si desea que este producto se venda. Obviamente, a nadie se le escapa que este inventario conlleva una gestión y unos riesgos. La gestión podría ser simplemente el transporte de bandejas vacías a la cocina para que las volvieran a llenar de bocadillos, y el riesgo se cifra en la posibilidad de que al final del día queden una cierta cantidad de bocadillos sin vender, que deberían ser desechados.
Procesos productivos e inventarios.
En definitiva y a la luz de estos dos ejemplos del bar de la esquina, parece evidente que la necesidad de inventario no viene determinada por el cliente. Muy al contrario, los inventarios tienen su razón de ser en el lado de la oferta, es decir, en el proveedor. Todo aquel proceso que sea capaz de producir el pedido en la cantidad solicitada y en un tiempo inferior al tiempo que el cliente está dispuesto a esperar no requerirán de inventarios. Por el contrario, cuanto más lento sea un proceso productivo o cuanto mayor sea la cantidad a producir respecto a la demandada, mayor será la cantidad de producto a mantener como inventario para asegurar el servicio al cliente.