Uno de los pilares del sistema de producción de Toyota está dirigido a la mejora de calidad y, concretamente a la eliminación de los defectos. Este pilar se conoce como ‘jidoka’ e incluye una serie de conceptos y herramientas muy poderosas que, aplicadas de manera sistemática permiten erradicar la causa de los defectos o, cuando ello no es posible, evitar en gran medida su propagación.
Muchos han atribuido gran parte del éxito de Toyota a este pilar, sobre todo desde que la organización empezó a internacionalizarse en los años 1970, exportando sus productos fuera de Japón y compitiendo con empresas que tradicionalmente gozaban de una mejor reputación (Ford, GM…).
Podemos decir que fue Sakichi Toyoda (padre del fundador de Toyota) quien desarrolló el concepto a principios de siglo XX en su propia empresa, dedicada a producir telares y maquinaria para el sector textil (Toyoda Automatic Loom Works). Preocupado por minimizar los defectos y para ayudar al operario a detectar sus propios errores en el preciso momento que se producían, diseñó un sistema que detenía la producción cuando un hilo del telar se rompía.
De este modo, el operario era consciente en cada momento de la calidad de su producción y evitaba el desecho de grandes cantidades de materiales una vez se habían producido.
El concepto Jidoka en occidente.
En las organizaciones occidentales, si bien reconocemos los beneficios, nos resulta muy difícil asimilar e implantar este concepto. Nos hemos educado industrialmente en la cultura del ‘control de calidad’, de forma que en nuestras empresas hay ciertas personas que ‘producen’ y ciertas personas que ‘controlan’.
En realidad, esta diferenciación de roles ya nos viene marcada desde la educación que recibimos en la escuela. El alumno es quien produce los ejercicios sin saber si su trabajo es correcto o contiene errores. Sólo puede verificar la calidad de sus trabajos cuando recibe la corrección del profesor, el único que posee el libro de soluciones.
En Japón, por el contrario, el concepto ‘jidoka’ se enseña a todos los niños en la escuela desde una edad muy temprana. Cuando un niño aprende las primeras lecciones de matemáticas por ejemplo, el profesor le entrega unas fichas en las que aparecen una serie de operaciones a resolver. Una vez el alumno ha finalizado el ejercicio, puede dar la vuelta a la ficha para comprobar el resultado.
De este modo, el alumno es quien verifica su trabajo y lo corrige en caso de error. Este trabajo con fichas transmite al alumno un segundo mensaje todavía más profundo: el alumno percibe que está realizando un trabajo para sí mismo, pues él es quien revisa en última instancia el resultado, en lugar de hacerlo para otros.

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Toyota Way. →Calidad y producción.
Debemos admitir que en los últimos años, son muchas las organizaciones occidentales que están desarrollando una labor ingente para transmitir a sus empleados que la calidad se hace desde la propia producción. Es necesario reconocer estos esfuerzos y, del mismo modo es necesario explicar que muchas de estas empresas están obteniendo resultados derivados de este trabajo. Quizás el único elemento que sorprendentemente se mantiene invariable es el que afecta a la relación profesor-alumno de nuestras escuelas.