En las diferentes actividades que realizamos aparecen frases célebres (frasecillas) que forman parte de la jerga habitual del lugar o de algunas personas en particular. Varias de ellas nos sirven como ejemplos o anecdotario y algunas acaban siendo inspiración para el blog.
En una actividad asociada a indicadores, KPI’s, de diferentes áreas de una empresa, apareció la célebre frase que también aparece en el programa de José Mota: “Las gallinas que entran por las que salen” referida al registro de las paradas de una línea de producción.
Registro de las paradas de una línea de producción
Se planteaba el registro de las paradas en una línea de producción focalizando los recursos en las paradas en cada turno a partir de 5 minutos para reducir el esfuerzo, muda, que significaba el registro por parte de los operarios y para focalizar los esfuerzos iniciales en las paradas significativas, dejando las microparadas (o pérdidas de velocidad) para una fase posterior en la que, si fuera necesario un mayor grado de detalle, habría que plantear cómo se realizaría este registro para reducir al mínimo posible la pérdida de tiempo por parte de los operarios para conseguir esta información.
El tiempo no productivo asociado a estas paradas de más de 5 minutos provoca una pérdida de disponibilidad, de OEE, o lo que es lo mismo la línea produce menos número de unidades que si hubiera estado trabajando todo el tiempo disponible o planificado en el turno/jornada.
Avanzando en el tema descubrimos que, como pasa en muchas otras empresas, a la hora de hacer el total del turno o jornada aparecía un efecto “de ajuste” en el que además de las paradas registradas se añadía más tiempo de parada para hacer cuadrar la diferencia, el gap, entre lo previsto y la realidad producida, “las gallinas que entran por las que salen” ya que, en
caso contrario, había una diferencia entre lo que se registraba y el resultado final de la producción.
De esto podríamos sacar algunas conclusiones:
- El personal de la línea, a pesar de que muchas veces dicen que no sabe de números, fórmulas o indicadores, es capaz de hacer verdaderas maravillas de cálculo para hacer cuadrar la realidad con lo que los números le están diciendo.
- Es importante disponer de indicadores pero el esfuerzo de conseguirlos ha de compensar el beneficio a obtener.
- Al definir el indicador hay que plantear si se están teniendo en cuenta las variables que le afectan.
- Hay que validar en el Gemba, con los usuarios, tanto la definición realizada del indicador, como del sistema de registro o captura y los resultados que facilita.
- Es mejor tener un indicador no perfecto que ninguno pero es importante que la calidad de la información que nos facilite sea adecuada para poder tomar las decisiones correctas de cara a priorizar o dedicar esfuerzos para la mejora.
Lo bueno es que los números acababan cuadrando, lo malo es que se perdía calidad en la información al cuadrar “Las gallinas que entran por las que salen”