A principios de los años 1960 y después de cinco años de éxito en Japón, Toyota decidió exportar el modelo Crown al mercado americano. El país dependía totalmente de las importaciones de modo que la perspectiva de una entrada de dólares gracias a las exportaciones era un aliciente sumamente atractivo. Por desgracia, esta primera incursión en los Estados Unidos fue un fracaso. El problema era básicamente el propio vehículo: demasiado pequeño, incómodo y lento para el conductor estándar americano, acostumbrado a conducir largas distancias.
Pero, de esta experiencia Toyota aprendió algunas lecciones…
Coches fabricados por norteamericanos. En los años 1980 Toyota había aprendido que sólo vendería un gran volumen de vehículos en Estados Unidos si se fabricaban en este país. En este sentido, el año 1986 fructificó la ‘joint-venture’ NUMMI constituida por GM y Toyota.
Coches diseñados para los americanos. El 2004, para el desarrollo del modelo ‘Sienna’, el responsable de ingeniería Yugi Yokaya tenía poca experiencia en las necesidades del consumidor americano por lo que decidió recorrer con su equipo más de 53000 millas por los 50 estados del país, con la única finalidad de comprender qué era lo que los americanos esperaban de un monovolumen. Esta primera fase fue clave para orientar el desarrollo de todo el proyecto pues, entre otras cosas, detectaron que el cliente final de su producto no era el comprador en sí mismo, sino que eran los hijos de este comprador los que debían permanecer cómodos en las plazas traseras del vehículo durante los largos viajes que hacen habitualmente las familias americanas, a diferencia de las japonesas.
Este punto de partida modificó la estructura de costes del producto y los presupuestos del proyecto pues dedicaron una cantidad inusualmente elevada al desarrollo interior del vehículo. Es evidente no obstante que el equipo de Yokoya supo entender al cliente americano pues las ventas del modelo de 2004 fueron un 60% superiores a los del año anterior.
Coches que sedujeran a los americanos. La silueta de los transbordadores se ha convertido en un símbolo inequívoco de toda una generación de la exploración espacial norteamericana. Es por ello que la retirada del último de los transbordadores (Endeavour) suponía la celebración de décadas de ilusión y descubrimientos espaciales. El vídeo que adjunto en este post es una muestra de la capacidad por parte de Toyota de comprender al cliente, sus motivaciones y sus sentimientos, al conseguir el contrato y la responsabilidad de transportar el transborador espacial en uno de los tramos durante su retirada del servicio. Sólo era necesario añadir el adhesivo ‘born in america’ en el frontal del vehículo para conseguir que el cliente americano se rindiera a los pies del fabricante japonés.