En Navidad, buscando juguetes por las tiendas me encontré con el juguete que encabeza el post, el punto de limpieza Vileda Junior. Supongo que con la idea de que los más pequeños encuentren divertidas estas tareas y las asuman como algo normal.
No pude menos que acordarme de otros puntos de limpieza «de adultos» que podemos encontrar en las empresas, desde el típico del personal de limpieza, los que están establecidos en los entornos de operaciones (producción, almacén,…) concentrando los elementos de limpieza necesarios para la limpieza puntual o periódica que se defina en los puestos de trabajo o simplemente los lugares de trabajo donde nadie es capaz de saber ni siquiera donde está la escoba.
Es curioso que la limpieza sea una de las actividades que tienen una mayor similitud con nuestras actividades en un entorno más privado, fuera de lo asociado al trabajo, y es de las que menos gusta en ambos entornos, se percibe como una tarea carente de sentido que volverá a tocar realizar sin que podamos evitarlo.
Además de considerarse de «segunda división» choca frontalmente contra la prioritaria que suele ser «producir» y la limpieza se percibe como un tiempo que dejamos de ser productivos para hacer muchas otras cosas que consideramos importantes. De hecho podríamos considerarla como un muda, un despilfarro, si no fuera que, con este muda, conseguimos reducir o eliminar muchos otros mudas (accidentes, averías, desgaste de elementos, defectos, …)
No existe una regla de oro que diga que quien es más ordenado y limpio en su casa lo sea también en su trabajo ni viceversa pero coincide en muchos casos y lo que siempre es potencial foco de conflicto es la diferente gestión de la limpieza que las diferentes personas que trabajan en ese puesto de trabajo realizan provocando las iras o la dejadez de los demás. Eso cuando la actividad no está subcontratada…
Como en otros aspectos, hay sectores que, por su tipo de actividad, requieren un nivel de limpieza bastante superior al de otros debido a reglamentaciones legales, sanitarias, requisitos del producto o del mercado pero esto no significa automáticamente que no encontremos casos sorprendentes en un extremo y otro a pesar de lo que se supone que debe ser. Así, sectores como Productos Farmacéuticos, Alimentación, o sectores con áreas de especial «sensibilidad» (salas blancas, etc.) tienen un nivel mínimo exigible superior al de otros sectores. Igualmente muchas empresas de otros sectores (automoción,…) han llegado a niveles de limpieza muy elevados.
Cada vez más, sea con las 5S o con otras iniciativas, la limpieza vuelve a tener protagonismo en el momento que necesitamos mantener un entorno de trabajo que ayude a cambiar incluso la cultura de trabajo y, por otro lado, la crisis acentúa la necesidad de que todos los aspectos de nuestra empresa sean visitables (auditables) por nuestros clientes, incluso sean utilizados como herramientas de venta (interna o externa).
Algunos consejos clásicos para ayudar a mantener los lugares de trabajos limpios:
– No es más limpio el que más limpia sino el que menos ensucia
– El concepto de que unos ensucian y otros limpian quita responsabilidades, crea mal ambiente y no fomenta la limpieza.
– El objetivo es no limpiar o reducir la necesidad de limpiar a través de eliminar los focos de suciedad.
– Debemos mantener condiciones en el entorno de trabajo que faciliten que, si se genera suciedad, sea evidente y «moleste».
– Hay que facilitar los medios para poder realizar la limpieza.
– La tarea de limpieza hay que estandarizarla y sistematizarla.
Para finalizar recuerde que nuestro nivel de limpieza refleja, en parte, cómo trabajamos y en qué condiciones entregamos los productos a nuestros clientes.