Lo que nadie te explica sobre Agile

Las Revoluciones Industriales cada vez duran menos. Es cierto que no existen fechas concisas en las que podamos marcar el inicio y final de cada una de ellas, pero, a grandes rasgos, la primera revolución industrial arrancó con el uso del vapor en la industria textil, más o menos hacia 1784, la segunda revolución vino marcada por la producción en cadena, allí por el 1870, y la tercera revolución se dio paso con el uso de electrónica en los procesos de manufactura, más o menos hacia el año 1969.

Hoy en día estamos viviendo la cuarta revolución industrial, la Industria 4.0, que podríamos datar sobre 2014, con el uso de tecnologías que permiten la creación de sistemas ciberfísicos y avances tecnológicos constantes en distintos campos: robótica, nanotecnología, inteligencia artificial, IOT, etc.

Como habréis podido notar, si bien las dos primeras revoluciones tuvieron una duración de aproximadamente cien años cada una, la tercera duró alrededor de cuarenta y cinco años. A la vista de estos datos, ¿sois capaces de decir cuánto durará, más o menos, la cuarta revolución industrial? ¿Consideráis que en vuestra organización estáis preparados para afrontar los cambios que se requieren?

En este contexto de cambio acelerado, por otro lado, diversos estudios realizados durante estos últimos años confirman que la esperanza de vida de las empresas va cada vez a menos. Las empresas no sobreviven al cambio. Así lo demostraron en un estudio Vijay Govindarajan, de la Universidad de Dartmouth (EEUU), juntamente a Anup Srivastava, que confirmaron que las organizaciones que salieron a bolsa americana antes de 1970 tenían un 92 % de probabilidad de sobrevivir a su primer lustro, frente a las que lo hicieron entre 2000 y 2009, que tenían solo un 63% de posibilidades.

Corregir esta inercia de las organizaciones no es tarea fácil. Virar el rumbo de la esperanza de vida de una organización para conseguir que ésta sea cada vez mayor en un mundo altamente cambiante, volátil e incierto, donde los cambios suceden de la noche a la mañana y donde un sistema industrial puede durar menos de 40 años, solamente puede suceder cuando seamos capaces de romper nuestros propios paradigmas y convencernos que la supervivencia empresarial debe ir de la mano de la agilidad ante los cambios.

La Transformación Agile debe permitir el incremento de la esperanza de vida de las empresas, romper nuestros propios paradigmas y convencernos que la supervivencia empresarial debe ir de la mano de la agilidad ante los cambios.

Esta agilidad significa anticipación, transformación y ejecución en un mundo en permanente cambio. Significa crear una organización con estructuras organizativas horizontales y equipos ágiles auto-organizados capaces de romper sus barreras constantemente.

La transformación Agile no es solo la única formula de supervivencia empresarial, sino la única formula que libera el potencial humano para liderar un futuro de cambio exponencial y disruptivo.

En conjunto, hablamos de transformar una organización para que sea capaz de desarrollar las personas y modificar sus comportamientos por delante de los sistemas, de crear un sistema de valores que ayude a cambiar la cultura del lugar para liderar en un mundo que cambia cada día.

Una organización Agile es sinónimo de una organización digital, conectada y obsesionada con poner al cliente en el centro de toda decisión y ejecución.

Involucrarse en una transformación Agile, para alcanzar el estado de Organización de Alto Rendimiento, implica rediseñar los principales ejes de la compañía, y va a significar desarrollar los siguientes factores:

  • Estructura y responsabilidades: romper las barreras y los equipos funcionales para crear equipos auto-organizados, responsables de todo su flujo de valor y con un conocimiento claro de lo que requiere el cliente
  • Desarrollo de personas y liderazgo: desarrollar constantemente las personas, sus habilidades y sus capacidades, fomentar el auto-aprendizaje y alinear la matriz de habilidades con los requerimientos el puesto de trabajo.
  • Gestión del cambio e innovación: adecuar los sistemas de la organización a la digitalización, favoreciendo la integración y conexión de cada una de las figuras y de los equipos.
  • Reconocimiento y recompensa: desarrollar un sistema de reconocimiento que permita mantener un alto compromiso y motivación de los colaboradores.
  • Gestión del rendimiento y toma de decisiones: definir los OKR (Objectives & Key Results) necesarios para gestionar el día a día de los equipos mediante rutinas y procesos de toma de decisiones.

Cuando hablamos sobre Agile, caemos en la banalidad de considerarlo una metodología que implantaremos gracias a una formación y que permitirá establecer rutinas, donde nuestros equipos se reúnan, cada semana, para discutir una serie de acciones, escritas en post-it, sobre una pizarra.

Agile no es una metodología que implantaremos gracias a una formación, varios scrums y muchos post-its. Agile tiene mucho más que ver con el desarrollo humano y organizativo que con herramientas y metodologías.

Lo cierto es que una transformación Agile significa un cambio de mentalidad, de cultura y paradigmas en la organización. Significa preparar tu organización para el cambio permanente. Significa introducir rutinas en tus equipos de trabajo que permitan virar el modelo de negocio tan rápido como quieran llegar revoluciones industriales, siendo capaces de mantener a la empresa líder y viva en el tiempo.

Llevar a cabo una Transformación Agile significa romper las estructuras verticales por equipos ágiles , que se mueven por una misión y se auto gestionan en sus decisiones, interacciones y acciones, responsabilizándose de todo su flujo de creación valor.

Sin embargo, la realidad en la que nos encontramos hoy es muy diferente a la que estamos viviendo en las organizaciones. Cuando entendamos entre todos que no hablamos de metodologías ni de rutinas; o que no estamos frente a una moda pasajera, estaremos en disposición de romper nuestro paradigma del status quo y prepararnos para el ‘futuro más presente’ que nos podamos imaginar.

Así que, en medio de esta revolución, os invito a reflexionar, a volver a leer el artículo y  a compartir conmigo vuestros pensamientos para, entre todos, dibujar la difícil tarea de transformar las organizaciones de las que somos responsables.

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