Es curiosa la reacción de la gente cuando, ante al mejora de un proceso, resulta que somos capaces de hacerlo con menos personal. Teniendo presente que la Mejora Continua basada en la participación de los trabajadores no ha de plantearse como un medio de reducir el personal, y menos si plantemos una mejora de procesos basada en grupos de trabajo, el rechazo del personal es bastante visceral en general.
Por otro lado, si la empresa invierte una cantidad desorbitada de euros en una nueva máquina o equipo, el rechazo a que sea necesario menos personal en esa operación concreta es menor. Da la sensación de que si la solución es cara, y tecnológica entonces es normal que mejoremos la productividad reduciendo el personal que participa en el mismo. Si, en cambio, mejoramos el proceso eliminando los muda, reorganizando las tareas o con soluciones de bajo coste, se asocia rápidamente que la Mejora Continua «es para echar a gente».
Estas mejoras en los procesos, tanto tecnológicas como de proceso, ponen de evidencia necesidades de polivalencia en nuestro personal que quizás hasta ahora no se habían planteado o no habían sido prioritarias. Cada vez más necesitaremos que nuestro personal pueda bascular entre diferentes áreas u operaciones de manera que nos podamos adaptar mejor a la demanda real del cliente.
Hay que tener presente que si el proceso se puede realizar con menos personal, es necesario ver como conseguirlo porque, seguramente, nuestra querida competencia ya lo está haciendo y está siendo más competitiva que nosotros.
Por otro lado, hay que tener presente el tema social que se genera en la empresa y como la polivalencia nos ayudará a reubicar el personal en otras áreas.
Podemos ponernos una venda en los ojos pero el mercado nos acabará colocando en nuestro lugar más tarde o más temprano.