Todos tenemos a alguien en la familia que tiene cierta maña y traza para hacer cualquier arreglo en casa. Hay padres, suegros, hermanos y cuñados, que se defienden bien con el bricolaje, e incluso, algunos se permiten acometer obras mayores. «Esto lo hemos hecho mi cuñado y yo en fines de semana». Es el paradigma de «juanpalomo», muy habitual por nuestros lares. Y no niego, que hay gente que al más puro estilo hamish, son muy auto-suficientes y están más que capacitados para realizar cosas.
Pero cuántos incidentes, cuántas chapuzas se hacen, llegando al resultado que ensalza el dicho popular: «manolete-si-no-sabes-torear-pa’-que-te-metes», con un desprecio olímpico por aquel que sí que está capacitado de verdad, que te puede ayudar y acompañar, que al final siempre es más barato que el coste de oportunidad que te genera el estropicio que puedas haber ocasionado.
Ayudando a las empresas
A nosotros, los consultores, nos llega todo tipo de cliente, como a cualquier empresa, pero hay uno bien peculiar, que está en línea con lo comentado anteriormente, que es el que ha intentado ir de por libre y, más pronto que tarde, la cruda realidad lo devuelve al mundo de los mortales, y se da cuenta de que si hubiera empezado con la compañía adecuada, probablemente, habría avanzado más y más seguro, y todo le habría costado menos dinero, porque lo que hacemos en casa o en la propia empresa, también cuesta dinero. El «Principio de Peter» en acción…
Ayudar a las empresas a mejorar es un oficio (un metier, que dirían los franceses). Algo que no se aprende totalmente en las escuelas, sino que está sustentado en la experiencia, en la practicidad, en definitiva, en el savoir-faire.
Como es lo que nos toca por nuestra profesión, daremos un consejo más (como muchos otros que damos en este blog): «ir acompañado siempre es interesante, pero rodéate, déjate acompañar por alguien con experiencia contrastada en aquello que precises, no sólo en el qué, sino en el cómo. Pide referencias, compara, visita, pregunta, y piensa que lo barato, a menudo, sale muy caro«