Cuál caballeros de la Mesa Redonda de Camelot, llevamos tiempo esperando encontrarnos con nuestro Grial particular, el famoso nuevo sistema productivo que ha de conseguir que nuestra economía pase del ladrillo y la mano de obra intensiva a «otra cosa».
Mejoras de Procesos
1. «Grupo perfectamente organizado»
O sea, suena raro que la gente se organice y consiga buenos resultados. Parece como si lo normal es que vayamos como pollo sin cabeza en lo que hacemos y los resultados salgan por casualidad. En fin.
2. «Aquí se vive muy bien»
Por todos es sabido que hay empresas, normalmente las de muy gran dimensión, que tienen la fama de ser «deseables» ya que el ratio entre salario que se retribuye y el esfuerzo necesario en el puesto de trabajo es muy elevado. Es decir, pagan por hacer muy poco. Todos con ganas de hacer lo menor posible y que paguen lo más posible. Es más, queremos todas las ventajas posibles.
Será casualidad pero suelen ser empresas con sindicatos muy poderosos que tienen tanto o más poder que la propia dirección y son los primeros que se oponen a los cambios que rompan el status quo existente.
3. «Si aumentan las ventas, que entre más gente»
Por un lado, vamos a la solución fácil que implica el menor cambio en la manera en que hacemos las cosas, en nuestros procesos y por otro nos sitúa en un planteamiento que, de ser así, debería significar que, cuando bajan las ventas, automáticamente se debería echar a gente.
Difícilmente nos planteamos qué podemos cambiar en la manera que hacemos las cosas para ser capaces de hacer más con los mismos recursos, de aumentar la competitividad de la empresa.
Vaya por delante que se entiende que se trabaja para vivir y no se vive para trabajar y que también hay empresas que «abusan» de sus trabajadores. Pero debemos ser conscientes que hay que dar un enfoque diferente a nuestra percepción del trabajo si queremos asegurar un futuro para el mismo y que nuestro país encuentre un nuevo modelo productivo, soportado por una cultura de esfuerzo y dedicación que nos permita aumentar nuestra competitividad.
Y eso que con la crisis, frases como «para hacer este trabajo que requiere esfuerzo mejor me quedo en casa» ya están desapareciendo.