Desde hace un tiempo se ha puesto (tristemente) de «moda» la palabra austeridad. Ya se sabe que la ley pendular de la Historia hace que vayamos siempre dando bandazos, desde el mayor de los despilfarros a la mayor de las austeridades, y viceversa. Casi siempre, la situación económica manda…
El título de este post me ha venido a la mente al recordar una película de hace unos años que dirigió Gómez Pereira. Pelicula que se tituló: «¿Por qué le llaman amor si quieren decir sexo?«…
La moda de la Austeridad
No seré yo quien vaya en contra de las políticas de austeridad que se imponen en estos tiempos y que (elecciones o no, mediante) seguirán campando a sus «estrechas» en los próximos tiempos, como consecuencia de los derroches previos.
Me sorprende que nos acordemos de la austeridad, o de la frugalidad, no solo cuando es perentorio, sino que no sea la normalidad más absoluta en todos los tiempos, en los buenos y en los malos.
En términos de empresa; quisiera resaltar tres paradojas, en forma de compañía, que nos encontramos por estos mundos que nos rodean:
- Las «empresas manostijeras». Aquellas que no tienen mayor imaginación que recortar gastos, sin tener en cuenta para nada, la «necesidad» de ese gasto.
- «Empresas olvidadizas». Empresas que cuando soplan vientos a favor no se acuerdan para nada; que siempre hay muda a perseguir de manera implacable, en los buenos y en los malos tiempos.
- Las «empresas trastornadas». Las empresas que enloquecen a la búsqueda de eliminar-cuanto-más-mejor; lo que les lleva a una anorexia organizativa que aún empeora su situación, en mayor medida.
Como decía aquel portero televisivo: «Un poquito de ‘porfavor’…». Seamos austeros, frugales o comedidos; pero no olvidemos que business is business y, que si siempre andamos gastando neuronas en reducir, en lugar de pensar en como crecer, como innovar, como diversificarse, como…; estaremos heridos de muerte por inanición, modalidad que también conduce al mismo lugar.