Después del Gran Premio de Japón, segunda victoria consecutiva de Fernando Alonso, le preguntaban al propio Alonso qué había cambiado en el coche para que en ese momento fuera competitivo cuando a lo largo de la toda la temporada nadie, incluido el propio Alonso, daba un euro por el equipo Renault. Alonso contestaba algo así como «nada en concreto, ha sido la suma de muchas pequeñas cosas que, sumadas, han conseguido que el coche sea mucho mejor y nos permita ganar carreras si se presenta la oportunidad».
Cuando revisamos un proceso u operación concretos nos encontramos con situaciones similares. Aunque no es imposible que se pueda encontrar una gran mejora que produzca una mejora importante de productividad, lo habitual es encontrar muchos pequeños muda, ineficiencias, que normalmente son despreciados por su magnitud absoluta pero que, si sumamos las veces que se realizan a lo largo de la jornada, su total es una magnitud importante.
Los señores Womack y Jones, en su libro «Lean Thinking», lectura obligada para quien quiera conocer más de la Mejora Continua, plantean una serie de etapas dentro del proceso de Mejora Continua. La primera de estas etapas es «Identificar las actividades de valor para el cliente» ser capaz de ver los muda, los despilfarros.
Conseguir ver situaciones habituales en el día a día como algo a mejorar ya que normalmente vienen motivadas por nuestra propia definición (o indefinición) de cómo hay que realizar el proceso y a las rutinas que se han ido implantando a lo largo de los años entre los empleados que participan en el proceso. Así, al analizar estas situaciones nos podemos llegar a encontrar con respuestas típicas: «Siempre se ha hecho así», «¿Para qué cambiarlo?», «Total es un minuto».
Otro tema que añade un extra de ironía al tema es que cuando conseguimos que los participantes en el proceso nos identifiquen estos mudas nos miran con cara de paciencia, en el mejor de los casos, y nos bombardean con expresiones del estilo «Ya nos quejamos muchas veces y nadie nos hizo caso», «Cada uno lo hace a su manera, no hay un estándar definido» o «Ya me dirás como hacerlo de otra manera».
En fin, mucho camino por recorrer y el primer paso de todos es colocarnos unas gafas diferentes… las de ver muda. Si hasta en algún anuncio de servicio de internet ya aparece el eslogan «Internet sin despilfarros»…