
Nos comentó que en muchas ocasiones, gestionamos nuestras empresas en base al «parte meteorólogico», y que esto está bien, pero que de inmediato, una vez sabido que es lo que acontece, debemos pasar a la acción, porque de lo contrario, la gestión se resiente y quedará diluida. Ya nos va bien saber qué temperatura, qué presión atmosférica, qué grado de humedad, o qué dirección y velocidad tiene el viento, pero sólo si nos sirve para tomar medidas respecto a qué tipo de ropa y calzado me pongo, y qué precauciones debo tomar a la hora de salir a la calle o coger el volante de un coche.Aprovechando esta metáfora, vayamos al mundo real de la empresa.
El parte metereológico dentro de la compañía
El «parte meteorológico» de muchas compañías, está basado en datos que nos proporcionan los diferentes indicadores y ratios, agrupados en lo que ha venido en llamarse (abusando) «Cuadro de Mando Integral», desde que lo inventaron Kaplan y Norton, que está perfecto, siempre y cuando:
- Los datos sean ciertos; y
- Los datos sirvan para actuar y mejorar nuestra posición competitiva.
Todo lo demás son pérdidas de tiempo, que sirven «para salir en bermudas cuando en la calle tenemos cero grados centígrados»…
¿Por qué nos gusta tanto nuestro «parte meterológico»?
Pues porque nos da «seguridad» (hueca, pero quitamiedos, al fin y al cabo). Si tenemos dudas, desconciertos o incomodidades, qué mejor que «poner un indicador en nuestras vidas». Hablamos todos el mismo idioma, a veces críptico, y nos autocomplace y da respuestas a nuestra falta de decisión, acción y determinación.
Es la versión soft de la tecnología. Una buena fórmula o algoritmo nos brinda la oportunidad de tranquilizarnos, cuando no es más que el reflejo de aquello que hayamos hecho en el transcurso del tiempo, más o menos maquillado.
Sí a los indicadores, ratios, KPIs y cuadros de mando, pero con el chubasquero, el paraguas y las botas de agua en la reserva, para salir bien pertrechados al Mundo (al de verdad).