Algunas empresas que están sobrellevando – resistiendo – los tiempos actuales, y que además «tienen claro» donde quieren estar en el futuro («aquel lugar donde pasaremos el resto de nuestras vidas», como sentenció Woody Allen), están tomando decisiones al «puro» estilo Toyota, es decir, están decidiendo realizar acciones de formación a su equipo, que les llevará a liderar sus respectivos sectores, cuando amaine el temporal.
Como debe ser la formación en las empresas
Una vez ubicados en esta coyuntura, el debate o la pregunta que nos planteamos es ¿cómo debe ser esa formación? Cualquier tipo de formación es «buena», siempre es mejor que nada, pero en el mundo de la empresa, además de «buena», debe ser efectiva, también.
No basta con tener encuestas de satisfacción rutinarias, sino que hemos de constatar que lo que hemos llevado a término, se refleja en nuestra cuenta de resultados, a través de las técnicas de gestión aprendidas y de la aplicación de los conocimientos asimilados, entre otras. En definitiva, debemos diferenciar la formación académica o tradicional, de la profesional o empresarial.
Cabe decir que el «Espacio Europeo de Educación Superior» (el famoso ‘Plan Bolonia’, y sin entrar en política), trata de hacer más práctico el contenido curricular de los estudios, lo cual es adecuado para los estudiantes, para la sociedad y para la empresa, para intentar romper el casi absoluto divorcio que hay entre esta última y la universidad.
Por tanto, el dilema queda claramente resuelto a favor de la formación eminentemente práctica, a todos los niveles de la organización, de la formación sobre el terreno (training on-the-field & learning-by-doing), unida a la aplicación rápida en las tareas profesionales diarias, en contra de la formación teórica y anodina, sin visos de realidad.
La herramienta para vehicular este tipo de formación es el «workshop», o taller / equipo de trabajo, donde se aporta y aprende algo, se comparte con el resto de colegas y se aplica de forma inmediata en el campo de trabajo habitual. Como dice el proverbio chino: » Dímelo y lo olvidaré; enséñamelo y tal vez lo recuerde. Pero implícame y lo entenderé».
Seguiremos hablando del tema…