Una de las maneras de identificar las actividades que llevamos a cabo para optimizar nuestros procesos a través de Lean y/o Six Sigma es a través del concepto Kaizen, que viene a significar traducido a nuestra lengua, Mejora Continua. Y sobre esta segunda palabra de este último concepto («continua») quiere versar el presente post.
En anteriores ocasiones, durante los cinco años de vida de Mudaland, hemos hablado del contenido y de la concepción de la Mejora Continua. En esta ocasión voy a introducir una nueva variante en el tema, el de la «quiebra de continuidad» que da título a esta entrada. Y lo voy a hacer desde la perspectiva de cómo deben realizarse las actividades que configuran el sistema de Mejora Continua de la compañía.
¿Qué es la «quiebra de continuidad» en un proceso de Mejora Continua?
Es aquella manera de desarrollar el proceso de mejora, que está sujeto a intermitencias en el mismo, que conducen a que cunda el desinterés y la desmotivación entre las personas participantes y a que los resultados no sean lo buenos que se espera. Es decir, es la adopción de una forma de proceder irregular que desmorona cualquier intento de mejora que se considere, dado que es absolutamente imprescindible que el proceso de la citada mejora sea intenso e intensivo.
¿Qué debemos hacer para que no se produzca la «quiebra de continuidad»?
En términos generales, y salvo muy contadas excepciones, que deben estar totalmente justificadas, el proceso de Mejora Continua debería ser tal que así:
- Las actividades deben realizarse siempre en jornadas de trabajo completas, equivalentes a las que se realizan en el desempeño habitual de las tareas profesionales. Por tanto, produce «quiebra de continuidad» aquel tipo de actividad de mejora que se realiza en períodos de tiempo inferiores a la magnitud de tiempo «día».
- Los workshops (o eventos kaizen), normalmente de 5 días, deben realizarse en series de días seguidos, preferentemente de lunes a viernes. Por lo que, consideraremos que conlleva «quiebra de continuidad» todo workshop que se fragmente en jornadas separadas en el tiempo. Cuanto mayor sea la fragmentación, mayor será la «quiebra de continuidad».
- Los talleres o actividades a realizar deben cubrir todos los meses del año, independientemente de las características del negocio en el que nos encontremos. La oportunidad de mejora se da siempre. De esta forma, cualquier «agujero» de no actividad que se de en el año, conducirá a una nueva «quiebra de continuidad». Los equipos se enfrían y desentrenan, si obviamos la Mejora Continua durante un tiempo.
Para finalizar, recordar, una vez más, que la Mejora Continua es eterna, por siempre más. No es un proyecto, es un proceso, y para definirla aún mejor, es una manera de vivir. Si tratamos el tema como una moda pasajera, como algo ajeno al desarrollo de nuestro negocio, la «quiebra de continuidad» está asegurada. Porque oportunidades de mejora aparecerán de manera constante, y despreciarlas, no solo es una quiebra de continuidad, sino que será un fracaso para nuestra empresa.