Hace años, en una conferencia en Michigan sobre las mejores plantas norteamericanas en temas de Lean Management, recuerdo que uno de los premiados, puertorriqueño que dirigía una planta de Sun Microsystems, explicaba que iba creando, de manera muy medida, sensaciones de crisis dentro de la empresa.
Actuar bajo presión
Su razonamiento era que su gente se adaptaba mejor a cambiar sus procesos cuando había una «peligro» que lo alentaba. Según afirmaba, cuando no hay presiones externas nos cuesta movernos, cambiar y nos movemos mas por inercia y costumbre pensando que ya está todo hecho y que sólo hay que seguir haciendo lo mismo para que los resultados salgan.
La actual crisis nos va demostrando cómo se van cambiando y rompiendo diferentes reglas (paradigmas) que parecían inamovibles tanto en las empresas, como en la sociedad, como en la vida privada, etc.
Lo sorprendente es que aun hay empresas que parecen seguir en un universo paralelo, sin urgencia ni presión. Confiando en que el margen del producto, el posicionamiento de la marca… Variables que han servido durante años sigan siendo las mismas que tiren del carro.
Sensación de crisis interna
Va por adelante un aviso a navegantes: si las ventas no son tan alegres como antes, si se empiezan a reducir los margenes, si hay que hacer más ofertas de lo previsto para vender lo mismo o menos, si se empieza a mirar con más detenimiento la tesorería, si algún competidor empieza a tener verdaderos problemas, … Vayan poniéndose las pilas, habrá que plantearse qué procesos hay que revisar o estandarizar, qué cambios hay que realizar antes de que la cosa se complique más. Si no se hace desde ya, el peligro es que a posteriori se convierta en una contrarreloj de reducciones y cambios drásticos con poco margen de maniobra ni posibilidad de ninguna delicadeza.
Teóricamente esta sensación de crisis también debería fomentar un comportamiento más razonable con el absentismo, verdadera lacra de nuestro país, por el miedo a que en el caso de que la empresa tenga que tomar decisiones los primeros en la lista sean los «absentistas profesionales».
Y lo mas chocante es que, en algunos casos, los trabajadores de base, que quizás son los mas próximo a la problemática de paro, desahucios,… de familiares, conocidos o amigos, siguen en sus «mundos alternativosi» pidiendo aumentos y condiciones de trabajo como si todavía estuviéramos en época de bonanza económica o quejándose porque ahora también toca realizar otro tipo de tareas que antes no realizaban o que no se corresponde con su «status» dentro de la empresa.
O incluso manteniendo niveles de absentismo que son totalmente injustificables cuando no paramos de hablar de la necesidad de mejorar la productividad del país.