Cuando realizamos actividades en la empresa aparecen temas recurrentes que se supone que ya forman parte de la gestión habitual de la empresa pero que se incumplen sistemáticamente.
Los ejemplos son variados: el denostado Mantenimiento Preventivos, la «nunca hay tiempo» Limpieza del área de trabajo, la «famosa» Formación que se iba a dar, la «deseada» Participación de los trabajadores,… y coinciden con la situación al aplicar la Mejora Continua.
En este ultimo caso, aun siendo optimista y habiendo llegado al punto de haber organizado algún workshop o grupo de mejora, fallamos en la ejecución del plan de acción propuesto o en que los responsables sean los primeros en impulsar los cambios y la nueva manera de trabajar y, sobretodo, se conviertan en un ejemplo y no en los primeros que no cumplen lo establecido.
En la mayoría de los casos la razón de la no realización es que, a pesar de todo lo que se habla (hablar es gratis) y de los compromisos que se oficializan en diferentes planes de acción, procedimientos, registros o instrucciones, no se cree en estos temas, no se tiene claro que los resultados compensen el esfuerzo.
Y estamos hablando de todos los escalones organizativos por encima del personal de base, el cuál no está en contra de realizar lo que se plantee, siempre que se definan los recursos y se programe con anterioridad. Además necesitan que sus superiores sean consecuentes y con un criterio similar.
Así pues, los encargados, responsables, jefes de equipo, coordinadores,… hasta llegar al responsable de área o proceso son los que inicialmente ya no se organizan para que todo esto que se quiera hacer, se lleve a termino. Ni generan las rutinas suficientes para que sea una «obligación» y no algo a hacer «cuando se pueda».
Luego nos quejamos que las maquinas no funcionan o fallan sistemáticamente, que los lugares de trabajo están sucios o desorganizados, que la gente no aporta ideas, … que no se implican en la Mejora Continua.
Si realmente creyéremos en los beneficios (reducción de averías, mejora de la productividad y la eficiencia, organización del lugar de trabajo, reducción de la accidentabilidad, polivalencia de los trabajadores, ideas de mejora provenientes del personal,…) parece claro que no habría demasiadas dudas.
Por supuesto, todo esto hay que hacerlo a la vez que producimos, preparamos, etc. nuestro producto y servicio al cliente por lo que cualquiera de estos temas nos costará esfuerzos y constancia. El cliente hay que seguir manteniéndolo satisfecho a pesar de todos nuestros esfuerzos y actividades que también queramos realizar.
Nos tocará tener la fe suficiente si queremos que estos temas funcionen.