Los fines de semana que los compromisos sociales nos permiten escaparnos a Palamós aprovecho para recuperar una de mis viejas costumbres que no echaba de menos hasta que el día en que tienes todas las facilidades para poder volver a retomarlas.
En este caso se trataba de realizar la compra en el Mercado Local, en «La Plaza», actividad que, por motivos laborables, me era casi imposible realizar a pesar de que de pequeño me tocaba realizar excursiones al Mercado Local para realizar algunas compras. En Palamós el mercado está tan cerca que podemos bajar andando y llegar en unos minutos.
En la carnicería que solemos comprar disponen de un elemento que siempre me ha parecido curioso para respetar el orden, los famosos papelitos con los números y un panel luminoso (andon) donde van apareciendo los diferentes números del orden de clientes.
La carnicería en sí es un pequeño espacio donde llegan a trabajar hasta 4 personas que intentan servir a los clientes sin clavarse algún objeto punzante unos a otros. Este poco espacio también es el disponible para la muestra a clientes y, como pasa en todos los puntos de venta, los clientes compramos por la vista por lo que lo que no esté a la vista o se haya quedado el espacio vacío no se venderá.
Aparte de ésto, otro flash que me vino a la mente fue la rutina rotativa que planteaban para la reposición del material que se ha agotado o de los encargos que tienen preparados con antelación.
De manera que desde un local en el interior del propio Mercado que se conectan mediante un sistema similar a los interfonos que utilizamos en nuestras casas y encargan/avisan del material necesario.
Una vez confirmada la disponibilidad del material, uno de ellos va hasta la sala y trae todo el material en un carrito con ruedas (ergonomía ante todo además de asegurar una mínima higiene en el transporte) y se dedica religiosamente a reponer todo el género agotado, independientemente del número de personas que haya esperando.
En la carnicería tenían claro que el concepto de reposición les iba a hacer aumentar su productividad /facturación y se preocupaban de que nunca faltara material disponible para la venta a la vista de los clientes, sobretodo en las horas punta de visita de clientes. También sabían que era un contrasentido que todos los dependientes se fueran a buscar los diferentes materiales por lo que agrupaban todo lo necesario para que uno se dedicara a traer y distribuir el material.
En nuestros procesos, la reposición de los materiales o el suministro de los mismos genera grandes problemas ya que no es una actividad de valor como tal y lleva asociados diferentes muda (despilfarros) de movimiento y búsqueda.
Es importante que le demos la importancia que se merece concentremos todos esos mudas en figuras con esa responsabilidad (Mizusumashi, preparador, …) para facilitar una estandarización de las tareas y una reducción de estos muda y dejemos que el proceso de valor (la venta, la producción, la preparación del pedido, el envasado,…) se preocupe exclusivamente de su actividad sabiendo que dispondrá de todo lo que necesite para la misma.