¿Rescatando valor de defectos y mermas?

Control de calidad

Controles de Calidad en la empresa

Una situación curiosa que nos encontramos en algunos sectores y empresas es la percepción que se tiene de uno de los muda (despilfarro) más habituales en toda empresa, los defectos, los errores y las mermas. Se trata de materias primas, semielaborados y productos acabados que, por diferentes motivos, no cumplen con los requisitos de calidad establecidos, pierden sus características debido a operaciones del proceso o, directamente, son un sobrante provocado en el momento de la transformación, acabado o transporte.

Sin ir más lejos, hace unos días, en una visita comercial a una empresa con equipos de inyección de plástico, el responsable de producción comentó una curiosa anécdota referente a un nuevo producto en que algunos de la propia empresa se sorprendían que no tuviera merma de plástico en la producción del producto. ¡¡No podía ser!!

Como alternativas ante estos defectos y mermas aparecen varias alternativas:

1. Atacar las causas raíz del problema

Buscar las causas principales que motivan o pueden motivar esta problemática (diseño del producto o proceso, maquinaria utilizada, calidad de las materia primas, estándar de trabajo,…) y actuar sobre las mismas con el objetivo de eliminar o minimizar los efectos.

2. Corregir el error, recuperar

Añadir más trabajo al ya realizado sobre el producto para «corregir» los defectos, reutilizacion como materia prima pasando previamente por alguna operación de reproceso que lo permita (triturado,…), etc.

3. Bajar de categoría (precio) el producto

Aprovechar el material para venderlo como producto de 2a (más barato) si es que hay un mercado que lo acepta. En algunos sectores y mercados ya es habitual hablar de este tipo de productos que tienen un mejor precio que el producto «de 1era» siendo conscientes de que los niveles de calidad exigibles son inferiores.

4. Considerarlo como un coste intrínseco del proceso

En caso de ser posible, añadirlo al coste del producto y a su precio de venta. En algunos casos, la realización del producto es tan complicada que ya se asumen, como normales, unos costes por el nivel de piezas defectuosas que se van a generar.

Por supuesto, conseguir algún valor de esos materiales es mejor que tirar el material pero no es la solución ya que tenemos una pérdida de valor respecto al valor esperado y deseado de nuestros productos. Esto lleva a un aumento de costes (extra consumo de materiales, horas de persona y máquina para su reprocesado) y una pérdida de margen que debemos atacar sistemáticamente ya que el mercado, nuestros clientes, difícilmente querrán asumir este coste añadido.

Como aparecía en la anécdota inicial, uno de los riesgos habituales es dar por sentado que siempre tendremos defectos y mermas (al nivel actual) y que ya nos podemos dar por satisfechos de que «recuperemos» parte de su valor. Esto se convierte en nuestro nuevo paradigma y nos «ciega» dejándonos en una «cómoda situación» donde lo normal es tener estas problemáticas y nuestra preocupación se focaliza en como optimizar estos nuevos procesos asociados a estas «recuperaciones» de producto.

Las acciones realmente provechosas deberían estar enfocadas a eliminar o minimizar la generación de estos defectos o mermas atacando las causas raíz.

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