¿Slow vs Fast Lean?

slow o fast Lean
El concepto de lo lento o de lo rápido deviene algo subjetivo, según el actor que lo visualice, piense y decida. Para ciertas actividades ser lento es un valor apreciado, pero deja de serlo para otro tipo de actuaciones, en las que lo que prima es ser o hacerlo rápido.

Me atrevería a decir que, en una hipotética competición, gana el concepto de la alta velocidad, sobre el del bajo ritmo. En el mundo de la gastronomía que nos toca vivir en esta época, está claro que triunfa el fast food, ante el concepto slow food, que aúnque es un movimiento que va a más, no «casa» con la velocidad que imprimimos a nuestras vidas.

En el mundo de los negocios, ya sea en el ámbito comercial u operativo, lo que se lleva, lo que es #trendtopic, es ir como una ‘moto’ (veloz), porque estamos inmersos en una carrera (de obstáculos) tremendamente competitiva.

Como en casi todas las preguntas que nos hacemos en Mudaland, no tenemos la respuesta exacta, aquella que algunos «gurús / vendedores de crecepelo» se atreven a dar, pero si que podemos pensar conjuntamente, respecto a estos dos conceptos antagónicos: slow vs fast.

¿Qué hacemos pues en los programas o proyectos de mejora e innovación de procesos?

¿Nos vamos al concepto kaizen (aunque también rápido, más aposentado), o nos lanzamos al kaikaku o kaizen blitz (el de la velocidad del relámpago)?

Como observaréis, prescindo de las dinámicas de mejora continua 1.0, las «tradicionales», aquellas que distan de ser un programa serio y eficiente de mejora.

La respuesta no es sencilla, dado que cada empresa tiene sus necesidades, coyunturas y recursos. Lo que si que nos permitimos decir es que cada organización ha de encontrar su ritmo (el tumbao de los cubanos). El takt time de su improvement process.

Como ejemplo ilustrativo de esta dicotomía, pensemos en aquella empresa en la que el takt time de la demanda es más lento que el de su capacidad de producción, por lo que estará sobreproduciendo. Se dará la paradoja que pediremos que se reduzca la velocidad y por tanto el volumen de la producción, a través de ralentizar su proceso. Lo que va en contra de todos los paradigmas establecidos (corre, corre, mucho, mucho,…), pero que está basado en puro sentido común.

En el caso de proyectos de mejora continua, un humilde consejo, busquen su ritmo, planifiquen su actividad, pero no dejen de moverse entre el allegro ma non troppo y el allegro molto vivace, dejen las sinfonías lentas y cansinas para otras actividades u ocasiones. ¡Se lo agradecerá su cash-flow!

Como siempre, acabemos este post con alguna moraleja: se dice que «la justicia lenta no es justicia», parafraseando esta oración, podríamos decir que «la mejora continua lenta es menos mejora«.

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