Hace muchos años un entrenador de primaria, obsesionado por la importancia de que los jóvenes aprendiesen los fundamentos del trabajo en equipo, inventó un juego llamado baloncesto de boxeo.
Puso una cubo lleno de guantes de boxeo en medio de la pista. A cada uno de sus jugadores de ocho años les dijo que seleccionaran un guante. Las reglas eran sencillas: baloncesto normal con una excepción. El jugador que tenía la pelota podía ser golpeado siempre y cuando se mantuviera agarrado a la pelota.
El propósito del entrenador era enseñar la importancia de la colaboración y la agilidad para conseguir mover la pelota con efectividad y así ganar el juego.
Cuanto más tiempo se mantuviera con la pelota, más golpes recibiría. Cada jugador podría elegir ponerse el guante en su mano fuerte o su mano débil. Había ventajas y desventajas. Con el guante en la mano fuerte, el jugador golpearía fuerte, pero le sería más difícil jugar con la pelota. Si se ponía el guante en su mano débil, sería bueno regateando, pasando y tirando a canasta para anotar puntos. Sin embargo, con el guante en la mano débil, no golpearía fuerte.
Al principio, la mayoría de los niños se ponían el guante en su mano buena. Golpear fue su elección. Los niños simplemente no lo entendieron. Lo importante era colaborar; la clave de este juego era el trabajo en equipo.
Cambiar los standards - Mejorar el trabajo en equipo
Después de un tiempo, algunos jugadores se dieron cuenta de que…
Para ganar hay que anotar puntos, no golpear a quien los intenta anotar.
Así que cambiaron de manos y comenzaron a trabajar en equipo.
Los equipos que tenían más jugadores con las manos fuertes libres empezaron a ganar a los equipos llenos de golpeadores. Movieron la pelota, evitaron la mayoría de los golpes y anotaron la mayoría de los puntos, mientras que los golpeadores persiguieron la pelota alrededor de la pista, tratando de ponerse al lado de los que tenían la pelota para golpearles.
Al final, se diferenciaron claramente dos tipos de equipos: anotadores y golpeadores. Los anotadores se juntaron con los anotadores y los golpeadores con los golpeadores. Los anotadores siempre ganaban los partidos. Después de muchos partidos, la mayoría de niños lo entendió y quedaron nueve equipos de anotadores y un solo equipo de golpeadores. No era que los golpeadores no pudieran convertirse en anotadores. Sólo que preferían golpear a ganar. No se habían centrado en colaborar para mejorar.
La mayoría de niños de ocho años entendieron que para ganar había que colaborar, evitar los individualismos, moverse de forma sincronizada, liderar el movimiento de la pelota, anticiparse al contrario y encestar.
A pesar de que inicialmente podía parecer mucho más cómodo perseguir y golpear al contrario, aprendieron que para disfrutar y ganar tenían que colaborar y liberar todos juntos las herramientas que les permitían anotar.
Mi pregunta es:
Tu empresa llena de adultos,
¿lo ha entendido ya?
Jonathan Escobar Marín
CEO ActioGlobal
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