Cuando uno oye hablar del MIX del Barça: Messi, Iniesta, Xavi, lo primero que le viene a la cabeza es que son unos grandes jugadores de fútbol. Y cuando analizas el porqué, una de las posibles razones es que ejecutan físicamente sus ideas con una rapidez y seguridad asombrosa.
Según los sabios estadísticos futboleros, Xavi sólo yerra un 6% de los cientos y cientos de pases y asistencias que generan sus botas; Iniesta inventa jugadas con asiduidad y exquisitez, superando a dos de los grandes en su zona, como lo fueron Laudrup y Zidane; y de Messi, huelgan comentarios.
Todo ello bien aderezado por una estrategia de juego dibujada y estudiada una y mil veces en la pizarra, e inculcada hasta la saciedad por sus técnicos.
La velocidad de las gestiones
¿Qué nos ocurre en las empresas? Pues que desde que pensamos en hacer algo, hasta que lo llevamos a cabo, pasa excesivo tiempo, ya sea por indecisión, por negligencia o por incompetencia. Además de que quizás el escenario teórico en el que hemos pensado y basado nuestra acción, poco tiene que ver con la realidad que nos encontramos en el gemba.
Por poner algún ejemplo, hacemos presupuestos (ofertas) de venta con unos costes que, a veces, sólo existen en la mente del «calcula-costes», por lo que del dicho al hecho (de los costes teóricos, a los costes reales), tendremos un buen trecho, a pesar de que los «controla-costes» se dejen la piel en busca del euro «perdido». Viven en un mundo irreal…
Y otro más, nos cubrimos las espaldas con plazos de entrega «cómodos», lo que nos lleva a perder pedalada en el Tourmalet de la competitividad. Aparece otra empresa y el sorpasso está listo.
La inmediatez en la gestión puede ser difícil de conseguir, pero la demora y el retraso, son sencillos de reducir, y en muchos casos, de abolir.