Recientemente, apareció en las noticias la puesta en marcha de radares de tramo que no miden la velocidad en un punto concreto sinó que miden una velocidad promedio para ver si hemos circulado de forma incorrecta dentro del mismo. Sin entrar en valorar como lo plantean unos y otros, siempre sin demasiados datos, el tema me lleva a las discusiones casi perennes en las empresas sobre a qué velocidad llevar las máquinas.
Producir más en menor tiempo
De cara a mejorar nuestra productividad una de las maneras evidentes es aumentar la velocidad con la que producimos, llevar nuestros equipos a más velocidad de la normal para ser capaz de producir más cantidad en el mismo tiempo.
Antes de nada afirmar desde nuestro blog que necesitamos ser más productivos y sacarle más rendimiento a nuestro personal y a los equipos de trabajo que hacen servir los mismos. Dirección debe realizar un trabajo constante para conseguir obtener los mejores resultados posibles que pasa, en mayor o menor medida, por aumentar las velocidades de trabajo.

¿Listo para mejorar los resultados de tu empresa?
Bienvenido a la revolución de las organizaciones. →Con ésto presente, diferentes puntos a considerar:
1. Compra de los equipos
Uno de los puntos de partida es que en el momento de comprar las máquinas tenemos conocimiento de una velocidad nominal/teórica de trabajo máxima que, cuando la ponemos en marcha en nuestras instalaciones, dentro de nuestras líneas y con nuestros productos, nunca llegamos a conseguir.
Al principio tenemos un tiempo de ajuste o acomodo del equipo que justifica la bajada en la velocidad real respecto a la teórica. Pasado el tiempo vemos que no llegamos, que el equipo se diseñó, aún hecho a medida, sin tener en cuenta nuestras especificidades en cuanto al producto, sobretodo a nivel del embalaje o contenedor que lo almacena/transporta. Muchas veces falta la voz del Gemba para aportar la experiencia de la práctica además de la teoría del diseño.
Hay que romper una lanza a los fabricantes de equipos que, habiendo diseñado unos equipos para unas cosas, les hacemos trabajar con los materiales, productos, medios, personal que no corresponden. También es cierto que, como casi todos, al vender el producto prometemos que será capaz de gestionar nuestros productos e incluso se hacen equipos a medida con un coste estratosférico y al final, acaban por no ir «bien del todo». Por otro lado, no sería el primer fabricante de máquinas que, ante una actividad tipo TPM, nos pida que le facilitemos los fallos que encontremos en el equipo para mejorarlo.
2. Generación de estrés
Otro de los puntos es en que nos focalizamos en que la máquina vaya a más velocidad, como objetivo, por lo que subimos las velocidades de trabajo para intentar demostrar que sí se puede trabajar a esta nueva velocidad, con la misma o menos gente en el área o línea. Están acostumbrados a unas velocidades de trabajo que les permitían trabajar con más comodidad o arreglar las situaciones/problemas que aparecen sistemáticamente.
En muchos casos no está ni estandarizado cómo debemos trabajar a una determinada velocidad u otra ni los impactos que generará en el área de trabajo este cambio.
3. Disminución de la eficiencia
Una de las primeras cosas que aparecen en esta situación son los problemas de productividad y de calidad del producto o servicio que se generan y la situación se descontrola en mayor o menor medida. Si no somos capaces de que nuestra gente trabaje al ritmo del equipo o no está definido cómo hacerlo.
Además el propio equipo o partes del mismo puede que ya tengan problemáticas o que no estén preparados (o acostumbrados) a esta nueva situación por lo que se generan más problemas ya existentes. Las partes más débiles, con más desgaste y sensibles del equipo serán las que reciban el mayor castigo de la nueva situación.
Aunque lleguemos puntualmente a alcanzar esa velocidad de producción, lo importante es ser capaz de medir qué es lo que ha salido producido con nuestros criterios de calidad,.
Como pasa con los radares que miden velocidad promedio, no me interesa tanto saber que los coches frenan justo antes del radar (o que llegamos en algún momento a esa velocidad deseada) sino comprobar que he avanzado en todo el tramo a una velocidad igual o inferior a la regulada, que mi equipo ha mejorado globalmente su eficiencia, consiguiendo más producto procesado al final del mismo.
No nos ceguemos con aumentar puntualmente la velocidad sino en conseguir ser más eficientes. Por decir la más gorda… en algunos casos podemos llegar a ser más eficientes disminuyendo la velocidad de trabajo en vez de aumentarla, reduciendo los paros de máquina y problemas de calidad.

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