Cuando uno tiene la suerte de poder trabajar para un cliente de referencia, como lo es la empresa KH Lloreda, creadora de una mítica marca de producto desengrasante, como el KH7, siente una gran orgullo profesional de poder hacerlo.
Simplificando procesos
¿Y qué opina Marketing?
Y claro, alguien puede pensar: ¿y qué dice la gente de Marketing? Pues tan contentos, porque la personalización intensiva que se realiza en Producción permite alterar la decoración del producto, sin cambiar la base principal de la presentación del mismo, es decir, la botella de plástico. Es el mismo ejemplo de lo que ocurre en otros sectores, por ejemplo en el del automóvil, cuando el mismo chasis o plataforma, sirve para diferentes modelos de vehículos de la misma marca o grupo.
Esta confluencia de intereses entre Operaciones y Marketing, es lo que debiera ser en todas las compañías, pero por desgracia, eso queda muy lejos de la realidad. Talmente, parece que Marketing esté pensando en cómo traspasar «marrones» a Producción, o no pensando en que todo lo que se decide realizar como producto tiene que pasar por una fabricación, que siempre es compleja, en sí misma.
En el título del presente post he intentado provocar (como marca nuestro libro de estilo en Mudaland). Es obvio que nunca debemos olvidar ni ignorar al área comercial de la empresa (porque olvidaríamos al cliente), y dentro de ella, a Marketing, pero sí que debemos construir una relación «quid pro quo» («win-win», si queréis), en la que ambos podamos satisfacer de verdad y en primer lugar las expectativas de nuestros clientes, además de las nuestras propias.
El mérito del área de Operaciones de KH Lloreda reside en la simplificación intensiva de sus procesos y productos, y en la máxima flexibilidad para acometer todo aquello que el mercado les solicite. Enhorabuena, Daniel!