¿Hace cuánto que no afilamos el hacha?

afilando el hacha

Un colega de aficiones que me tuvo que soportar varias horas acabó sacando de la chistera una buena anécdota que va a dar pie a hacer diferentes enfoques en el post.

Venía a ser algo así: “En cierta ocasión, un hombre joven llegó a un campo de leñadores, ubicado en la montaña, con el propósito de obtener trabajo. Durante su primer día de labores trabajó arduamente y como resultado, taló muchos árboles. El segundo día, trabajó tanto como el primero, pero su producción, fue escasamente la mitad del primer día. Al tercer día, se propuso mejorar su producción. Golpeó con furia el hacha contra los árboles, pero los resultados fueron nulos. Al ver el capataz el escaso rendimiento del joven leñador, le preguntó:

«¿Cuándo fue la última vez que afilaste tu hacha?»

El joven respondió: «realmente no he tenido tiempo de hacerlo, he estado demasiado ocupado cortando árboles».

Hay una frase de Lincon en la misma línea: “Dame seis horas para cortar un árbol y pasaré las primeras cuatro afilando el hacha”

O dicho de otra manera, a veces hay que hacer un pequeño esfuerzo, un paso atrás, para poder dar dos más hacia adelante. Parar un momento para ver qué se está haciendo y que hace falta para poder hacerlo bien, que nos ayudarán a hacer la tarea mucho más eficientemente.

Buscando algunos ejemplos operativos, hablaríamos del tiempo necesario para:

  • Una buena planificación que ayude a mejorar la secuencia de cambios.
  • Cambios de referencia y ajustes bien hechos que faciliten una mejor producción posterior.
  • Mantenimiento preventivo en los equipos que permitan un funcionamiento más continuado en el tiempo con velocidades de trabajo apropiadas.
  • Limpieza de los puestos de trabajo para mantenerlos limpios, ordenados y reducir averías y accidentes.
  • Formación del personal, a diferentes niveles jerárquicos, para que tengan más conocimientos, polivalencia y habilidades.
  • Estandarización de puestos de trabajo.
  • Desarrollo de indicadores claros que ayuden a la gestión y toma de decisiones.
  • Mejora de los procesos mediante la revisión de los mismos y aplicación de herramientas Lean Manufacturing.

Todos estos ejemplos, como afilar el hacha, se ven como un tiempo, o recursos, no enfocados directamente a la obtención del resultado y en los que se “deja de producir”. Como ya apareció en el post: ¿Realmente nos lo creemos?

Otro problema añadido, puede ser que estos ejemplos, como sería el afilar el hacha, sean actividades que requieran mucho tiempo y esfuerzo por lo que suma inconvenientes a su realización. (y también haya que hacer un planteamiento de cómo «afilarlas»)

Para finalizar tendríamos que preguntarnos todos, a nivel personal, profesional y de nuestras empresas: ¿Dónde tenemos que parar y dedicar unos recursos, que cada vez son más preciosos, para que nuestras actividades sean más efectivas?

¿Hace cuánto que no afilamos el hacha?

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