Hace unos cuantos posts hacía mención a algunos de los elementos imprescindibles en cualquier puesto de trabajo productivo que se precie: ¿Cartones, gomas, precinto y bridas? Donde ya comentaba que había uno de los principales que lo reservaba para un post posterior, el martillo.
Además de aquellos entornos en que está definido su uso para la realización de alguna actividad especifica que lo necesita, el martillo suele estar en la lista de herramientas necesarias para trabajar (que no reparar) en la mayoría de los puestos de trabajo de producción. De hecho, aparece en casi todos los paneles de herramientas que se generan en actividades 5S o de rediseño de líneas.
Los motivos son variados y están relacionados con diferentes problemas de los equipos y/o instalaciones que afectan a las personas que tienen que darle uso cada día, por detallar algunos:
1. Diseño y/o materiales inadecuados
En el momento de la concepción y/o fabricación del equipo o instalación se tomaron una serie de decisiones por diferentes motivos (presupuesto disponible, espacio disponible, tiempo disponible,…) que han llevado al equipo a tener un mal funcionamiento, mal encaje, vibraciones, problemas al realizar el cambio de modelo o referencia, elementos con unas propiedades inadecuadas para su función (resistencia, flexibilidad,…) que provocan que los operarios «solucionen» parte de estos problemas por la vía rápida.
2. Falta de mantenimiento correctivo y/o preventivo
Quizás porque no se definió su día, porque no se le dió importancia, porque se creía que no sería necesario o porque no se dispone de los recursos, los equipos o instalaciones no reciben los «cuidados» que necesitan y eso provoca no se sustituyan o se realice un mantenimiento sobre algunos elementos provocando un mal funcionamiento que va creando una «degradación» del equipo que lleva al personal que trabaja a que asuma como normales ciertos problemas (como inevitables) y que les lleve a algunos elementos se deterioren por el simple hecho de utilizarlos.
3. Mala utilización o cuidado
Por mala información o formación, por dejadez de los operarios o de sus responsables, los equipos van sufriendo golpes, impactos, etc. en su uso diario.
4. Cualquier combinación de los anteriores
Al final, alguien perdió la paciencia, o ya estaba cansado/a o había que solucionar la problemática con urgencia o el encargado metió prisa y se acabó de «arreglar» o «ajustar» con el martillo.
Lo curioso es que esta manera de proceder se acaba trasladando (como si fuera de padres a hijos) a más gente que lo asume como el estándar «normal» de trabajo.
El culmen de la ironía es cuando en diferentes empresas donde existe una fuerte carga de inversión en tecnología y equipos, el cambio o ajuste, o la reparación de pequeñas ineficiencias de esos equipos, que han costado unos buenos euros, se acaba haciendo «a martillazos».
Por eso, cuando estemos por el Gemba (porque me imagino que si que lo hacemos) observemos donde aparecen estos elementos y averigüemos la necesidad de los mismos. Encontraremos unas cuantas ineficiencias (muda)