Want to change?

Change.org

Navegando por la red encontré la plataforma Change.org que permite que cualquier ciudadano emprenda una acción para pedir cambios. Las peticiones han notado un aumento notable: a inicios de 2012, los usuarios habían iniciado 100.000 peticiones en la plataforma y ahora son más de 500.000.

España cuenta con más de 4 millones de usuarios registrados, en 2012 alcanzó los dos millones de usuarios, y es el país con mayor penetración en todo el mundo.

Cambiar las cosas

Sin entrar en la diversidad de peticiones y en sus razonamientos lo que subyace detrás de estas iniciativas es:

  • Mucha gente tiene inquietud por cambiar cosas, la gente plantea dudas sobre situaciones existentes, en el caso de la web con un enfoque de injusticia, ya que las perciben, las ven, en su día a día y no están de acuerdo con las mismas, piensan que se podría/debería hacer de otra manera.
  • Esa misma gente necesita una vía a través del que canalizar estas inquietudes ya que en el día a día no encuentra la forma, la manera, de transmitir o de agrupar estos mismos intereses con otras personas.
  • Esta vía ha sido validada cuando se evidencia que sus peticiones, sus esfuerzos y aportaciones, sirven para alguna cosa, se transforman en realidades.

Volviendo la vista a las empresas y organizaciones, encontramos el mismo ejemplo en la gente que trabaja en las mismas y sus ganas por mejorar su entorno de trabajo y las actividades y procesos en las que participa pero que la empresa no es capaz de canalizar ni de dar respuesta.

Los cambios en las empresas

Como ejemplo encontramos los denostados buzones de sugerencias.

Es una situación como mínimo curiosas, Dirección se cansa en volcar esfuerzos para que su gente participe aportando mejoras y se encuentra con que la respuesta no es la esperada, la gente no se implica tal como se esperaba. Mientras tanto la gente se queja de no ser escuchada por parte de sus superiores.

¿Qué suele fallar?

  • No existe un canal formal para aglutinar estas inquietudes. Las informaciones de pasillo, o en la cafetera como ya planteó en su momento J. A. Aguilar, sólo sirven para que la gente se sienta más defraudada de no haber sido tenida en cuenta.
  • No se da un feed-back a la inquietud, idea, oportunidad de mejora, muda que la persona ha detectado. La gente entiende que quizás no era una buena idea, que tenga un coste desproporcionado, que, por infinidad de motivos, no sea adecuada o que haya que aplazar su ejecución. Pero quiere saberlo.
  • Que cuando se propone alguna cosa, o se intenta sin éxito, la respuesta sea el desprecio o frases del estilo: “no te pagan para pensar”
  • Que la respuesta sea siempre no.
  • Que las accione se alarguen en el tiempo y, en la práctica, la gente perciba que realmente no se hace nada de lo que se ha dicho.

Si nos lo proponemos descubriremos que dentro de nuestras organizaciones hay un potencial enorme de mejora a partir de las aportaciones de la gente que dedica muchas de sus horas diarias a trabajar en las mismas.

Sólo debemos encontrar la manera de canalizarlo y gestionarlo.

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